Ars Secreta
22may/107

Un contable obsesionado por la astrología

Aunque las obras de arte con un mensaje astrológico son relativamente abundantes, no ocurre lo mismo con aquellas que muestran directamente un carta astrológica. Una de estas escasas y singulares pinturas con horóscopo fue realizada en el siglo XVI (concretamente en 1542) por el pintor Christoph Amberger, y hoy forma parte de la colección del madrileño Museo Thyssen-Bornemisza. En la sala 6 de dicho museo, el visitante puede contemplar el Retrato de Matthäus Schwarz, un adinerado contable y alto funcionario que trabajó para los Fugger, una poderosa familia de banqueros.

En la pintura se representa a Schwarz, en un lujoso interior y ataviado con ricos ropajes, apoyado junto a una ventana. Allí, en el alfeizar, se observa una copa de vino, pero destaca especialmente una hoja de papel en la que el artista anotó la fecha y hora de nacimiento del retratado (18:30 horas del 19 de febrero de 1497), la de la realización de la pintura (16:45 horas del 22 de marzo de 1542) y la edad de Schwarz en el momento de ser pintado: 45 años y 30 días. Se trata, sin lugar a dudas, de una tabla astrológica. El detalle más importante, sin embargo, aparece representado en el firmamento visible a través de la ventana. Allí, siguiendo las órdenes de Schwarz, Amberger pintó el horóscopo de su cliente.

Detalle de la tabla astrológica representada en el alfeizar. Crédito: Museo Thyssen.

Detalle del horóscopo de Matthäus Schwarz con fecha de 1542. Crédito: Museo Thyssen.

Originalmente la pintura iba acompañada de una segunda tabla a juego (hoy en manos privadas, en la colección Kisters), en la que el artista representó a Barbara Mangold Schwarz, esposa del contable, y que también cuenta con su propio horóscopo. Por desgracia, tan sólo he conseguido encontrar una imagen de esta otra pintura en blanco y negro, por lo que la calidad no es demasiado buena, y apenas se aprecia el horóscopo correspondiente. Si alguno de vosotros logra localizar una imagen en color, se lo agradecería enormemente.

Retrato de Barbara Schwarz, por Christoph Amberger. Crédito: Colección Kisters.

En ambas obras, la presencia de los horóscopos obedece sin duda al notable interés que el poderoso contable manifestó durante toda su vida por la astrología. Un detalle que quedó inmortalizado para la posteridad en la obra de Amberger.

Nota: Actualmente sigo atareado con la redacción de la segunda parte de ARS SECRETA (en su versión impresa). En sus páginas se explicará con más detalle las características de esta pintura, así como las de otra obra contemporánea a esta, aunque realizada en este caso por un artista español.

Otros retratos realizados por Amberger, en Wikimedia Commons.

Entradas relacionadas:

-Un enigma celeste en Florencia

-Astrología en el arte (I)

-El zodiaco de Cristo (I)

-El zodiaco de Cristo (II)

-El rey blanco y las artes oscuras

19feb/108

Un enigma celeste en Florencia

En otras ocasiones he hablado aquí de la presencia de zodiacos, horóscopos y mapas estelares en diversas obras de arte. Ya expliqué en su día que, aunque la Iglesia se mostró contraria a prácticas como la astrología desde su nacimiento, con el paso de los siglos esa postura se fue suavizando, y los estudios sobre esta disciplina terminaron por ser muy populares a partir del siglo XI y, más especialmente, con la llegada del Renacimiento. Esta "explosión astrológica" que se produjo en época renacentista quedó de manifiesto por el enorme interés que suscitó entre nobles, monarcas, personajes adinerados e incluso miembros de la alta jerarquía eclesiástica. Una "fiebre" que, como era de esperar, dejó también su huella en la historia del arte.

Con anterioridad os hablé del papa Julio II y su decoración astronómica en la Stanza della Signatura, en los palacios vaticanos, y hoy vamos a ver otra pintura mural que guarda bastantes similitudes con ella. En este caso, sin embargo, tenemos que viajar a la espectacular ciudad de Florencia, y concretamente a la Sagrestia Vecchia –Sacristía Vieja– de la basílica de San Lorenzo, una obra realizada por Brunelleschi entre 1419 y 1422. Allí, sobre el espacio que ocupan el altar y una imagen de Cristo crucificado, el visitante se encuentra con una pequeña cúpula decorada con una imagen de la esfera celeste. Sin embargo, lo más sorprendente de todo es que esa imagen del firmamento no refleja estrellas y constelaciones al azar, sino el aspecto exacto del cielo en un momento determinado de la historia.

Interior de la Sacristía Vieja. Crédito: WGA.

El primero que llamó la atención al respecto fue el historiador del arte Aby Warburg (a quien ya he mencionado en más de una ocasión y a quien algún día dedicaré una extensa entrada) hace ahora casi cien años, en 1911. Consciente de que aquella representación celeste no era casual, Warburg se puso en contacto con el Dr. Graff, del Observatorio de Hamburgo. Éste, en función de las constelaciones y astros reflejados en el fresco, dictaminó que aquel mapa astronómico reproducía el aspecto del cielo en algún momento de julio de los años 1422, 1423 o 1439. Con estos datos, y basándose en una guía de un peregrino del siglo XVIII, que aseguraba que el altar mayor de la Sacristía Vieja había sido consagrado el 9 de julio de 1422, Warburg concluyó que el fresco representaba precisamente la posición de los astros visibles desde Florencia en esfa fecha concreta, a modo de conmemoración de la ceremonia de consagración.

A primera vista, la hipótesis de Warburg parecía bastante razonable. Sin embargo, estaba equivocada. Gertrud Bing, directora del Instituto Warburg desde 1954, señaló la curiosa existencia de un fresco casi idéntico, también en Florencia, aunque en este caso en la Capilla Pazzi, dentro del conjunto de la basílica de la Santa Cruz. Bing desestimó la referencia a la fecha de consagración del altar mayor de la Sagrestia Vecchia por falta de evidencias sólidas, y señaló con acierto que esa hipótesis carecía de fundamento si se tenía en cuenta la existencia de un fresco con una representación gemela en la Capilla Pazzi, que comenzó a construirse en 1441. Apoyándose en unos cálculos del astrónomo Arthur Beer, Bing apuntó la fecha del 6 de julio de 1439 como la más probable, pero su hipótesis fue ignorada durante décadas.

En 1981 otra historiadora, Patricia Fortini Brown, publicaba un artículo en el que recuperaba la hipótesis de Bing. Apoyándose en cálculos del astrónomo John L. Heilbron, de la Universidad de Berkeley (California) Fortini insistía en la fecha del 6 de julio de 1439, a las doce del mediodía, como el momento exacto plasmado en el fresco de la Sacristía Vieja. ¿Por qué precisamente aquel día? En aquellas fechas la ciudad había acogido el llamado Concilio de Florencia y, precisamente, en la fecha señalada se procedió a la firma de un acuerdo –luego frustrado– con el patriarca de Constantinopla y otros legados de la Iglesia oriental, por el cuál se ponía fin al Gran Cisma.

La cuestión parecía resuelta tras la publicación del artículo de Fortini, pero el fresco aún guardaba otra sorpresa. En 1986 y con motivo de una restauración que pretendía devolver el aspecto original a los frescos de la Sagrestia Vecchia, la restauradora Isabella Lapi Ballerini descubrió la existencia en la pintura de otras "estrellas" que habían dejado de ser visibles como consecuencia de la pésima conservación de la obra.

Detalle de las constelaciones. Crédito: Wikipedia.

Rápidamente, Lapi se puso en contacto con los investigadores del Observatorio Astrofísico de Arcetri (Florencia) por si ellos eran capaces de determinar qué astros eran aquellos. Y lo hicieron. Aquellas nuevas "estrellas" eran en realidad los planetas Venus, Júpiter y Mercurio, y su descubrimiento permitía a los astrónomos realizar un cálculo mucho más preciso de la fecha que el artista quiso reflejar en la cúpula.

En este caso los resultados parecían incuestionables: la pintura representa el firmamento visible sobre Florencia en la mañana del 4 de julio de 1442. Bajo estas líneas veréis una composición que he preparado a partir de una fotografía del fresco y una imagen del firmamento florentino en dicha fecha obtenida mediante el magnífico programa Stellarium (click para ampliar). Como veréis la posición de los astros es prácticamente idéntica, lo que viene a confirmar los últimos cálculos. Resuelto el interrogante de la fecha, quedaba por averiguar qué evento pretendía conmemorar. En este caso la respuesta sigue siendo poco rotunda, aunque la restauradora Lapi Ballerini sugiere en un trabajo de 1986 que, posiblemente, los frescos "gemelos" de la Sacristía Vieja y la Capilla Pazzi sirvieron para conmemorar la llegada a Florencia de un importante personaje: René d'Anjou.

Comparación del fresco con el aspecto del firmamento el 4 de julio de 1442.

Comparación del fresco con el aspecto del firmamento el 4 de julio de 1442.

Por el momento, y mientras no se descubre una explicación mejor, la hipótesis de Lapi parece "la menos mala" de todas las planteadas hasta la fecha. Al menos parece haber un consenso definitivo sobre la fecha representada aunque, como pasó anteriormente, quién sabe si un nuevo estudio podría en un futuro sugerir una respuesta definitiva sobre el hecho que se pretendía conmemorar.

Por otra parte, quedan aún otros dos interrogantes por responder, que se corresponden con las identidades del pintor del fresco de la Sagrestia y de la mente capaz de calcular el aspecto del cielo con un grado de exactitud tan notable. En el primer caso, todo parece indicar que fue el artista Giuliano d'Arrigo, il Pesello, ayudado por un segundo pincel desconocido que habría realizado parte de las constelaciones. En cuanto a la parte teórica, la mayoría de los historiadores han sugerido el nombre del astrónomo Paolo Del Pozzo Toscanelli, amigo cercano de Brunelleschi –recordemos que fue él quien erigió la Sagrestia– y conocido del clan Médici.

En todo caso, y aunque la cuestión parece resistirse a desvelar todas sus claves, los frescos de la Sagrestia Vecchia y de la Capilla Pazzi, con sus sugerentes mapas celestes, son un magnífico ejemplo de la fusión entre arte y astronomía/astrología que tanta relevancia llegó a tener en el Renacimiento. La ciudad de Florencia, por cierto, "esconde" muchos otros ejemplos de este tipo, pero tiempo habrá de detenerse en ellos con la calma que merecen.

BIBLIOGRAFÍA:

-FORTINI BROWN, Patricia. «Laetentur caeli: The council of Florence and the astronomical fresco in the Old Sacristy». Journal of the Warburg Institute. Vol. 44 (1981), págs. 176-180.

-SEZNEC, Jean. The survival of the pagan gods. Princeton University Press, 1953.

-WARBURG, Aby. El renacimiento del paganismo. Ed. Alianza Forma.

Entradas relacionadas:

-Astrología en el arte (I)

-El zodiaco de Cristo (I)

-El zodiaco de Cristo (II)

23dic/097

Tres años de ARS SECRETA

Sé que es un tópico, pero no por ello deja de ser cierto: el tiempo pasa volando. Hoy se cumplen tres años desde que pusiera en marcha este espacio digital, que nació como una prolongación de la edición impresa de Ars Secreta, pero que terminó convirtiéndose en un ente propio con el que sigo disfrutando como el primer día. La culpa de esto es únicamente vuestra, de los visitantes que seguís concediéndome el honor de visitarme para dejar vuestros comentarios e impresiones. Sin duda, lo más satisfactorio de este trabajo :-)

Después de estos 1.095 días, la página se mantiene en unas 22.000 visitas mensuales, a pesar de la falta de regularidad a la hora de publicar nuevos contenidos que ha sufrido en los últimos tiempos (mea culpa). En total, desde el primer día se han registrado más de ¡600.000 visitas! Sé que es una cifra ridícula en comparación de otros muchos espacios digitales pero, sinceramente, jamás imaginé tal acogida por vuestra parte. Actualmente hay 99 entradas (contando esta), pero espero que el número siga creciendo con el tiempo, y 89 personas seguís habitualmente las actualizaciones a través del feed de RSS.

A continuación, os dejo las entradas más populares a lo largo de estos tres años:

-El simbolismo del Sello de Salomón

-El simbolismo del Pentagrama

-William Blake: poeta, pintor, místico y visionario

-El arte macabro de Hans Baldung Grien

-Melancolía I de Durero

-Las pinturas mágicas de Rembrandt

Muchos me escribís –bien a mi e-mail personal, bien a través de los comentarios–, preguntando sobre la salida de la segunda parte de Ars Secreta en edición impresa. Por el momento sólo puedo decir que estoy trabajando en el nuevo libro, que ya tiene asegurada su publicación, aunque la elaboración del mismo me está llevando más de lo que creía. En estos tres años el volúmen de información sobre estas cuestiones que he ido recopilando es tan grande que me cuesta dejar fuera algunos temas. Además, mis actuales colaboraciones periodísticas con distintos medios (tanto en prensa como en radio) y el mantenimiento de Planeta Sapiens ocupan hoy buena parte de mi tiempo, así que debo robar tiempo para continuar con Ars Secreta 2. En cualquier caso, espero que vea la luz a lo largo de 2010. Mientras tanto, podréis ir viendo algunos avances en este espacio. Muchas gracias por vuestro interés.

Sólo me queda desearos unas felices fiestas, y agradeceros de corazón vuestro confianza. Espero repetir una entrada similar el año que viene, con todos vosotros. Por cierto, ¿os gusta el nuevo diseño?

19dic/091

Estelas mágicas de Horus

Cippus

Como ya sabréis los que visitáis el blog asiduamente, hasta ahora no he prestado excesiva atención a obras de arte procedentes de la Antigüedad, con la excepción de ciertas piezas relacionadas con los cultos mistéricos, o algunas cuestiones puntuales como el tema de la psicostasis. Mi intención es ir cambiando esta tendencia, tanto en la página como en la versión impresa de la segunda parte de ARS SECRETA (paciencia, sigo metido en faena :-) ).

Como pequeño adelanto, hoy quería traeros una serie de piezas procedentes del Antiguo Egipto. En concreto se trata de algunos Cippus (un tipo de estelas) de Horus, también conocidos como Estelas de Horus sobre cocodrilos. Estas piezas escultóricas, que se hicieron populares en época tardía (especialmente a partir del siglo VI a.C.), evidencian la gran importancia que tuvieron las prácticas mágicas entre los antiguos egipcios. En este caso concreto, los cippus suelen representar a Horus Harpócrates (Horus el niño) triunfando sobre animales peligrosos, y en especial sobre cocodrilos, serpientes y escorpiones. La razón de esta iconografía reside en el hecho de que los antiguos egipcios creían que estas estelas o cippus tenían el poder de proteger y curar –llegado el caso– frente a las mordeduras y veneno de dichos animales.

Cippus de Horus. Crédito: British Museum.

Cippus de Horus. Siglos VI-III a.C. Crédito: British Museum.

A su vez, la base de esta creencia se encuentra en un antiguo mito egipcio, en el que Horus y su madre Isis son atacados por una alimaña mientras se ocultan de Seth en el delta del Nilo. Thot, el dios de la medicina, sanó las heridas de Horus y le concedió el poder de dominar a estas criaturas peligrosas. De ahí que se le represente pisando los cocodrilos y sosteniendo en sus manos serpientes y escorpiones. En la estela que podéis ver sobre estas líneas (podéis hacer click sobre ella para ampliarla), Horus aparece representado de esta forma, y sobre él se aprecia también una cabeza del dios enano Bes, una divinidad relacionada igualmente con la protección a las madres y sus niños, así como con amuletos mágicos, los cuales se utilizaban también para protegerse de picaduras de animales venenosos, y que aquí aparece como elemento protector de Horus niño.

Otro detalle curioso de esta estela es que en los jeroglíficos en blanco que rodean a Horus aparece también el dios Heka, la deificación de la magia para los egipcios (de hecho, heka era el término usado para designar a la magia). Es la figura que aparece a la izquierda de su cara (a la derecha aparece su madre Isis).

Un esquema muy similar se repite en esta otra estela, en esta ocasión conservada en el Museo de Brooklyn, Nueva York, y que datada del siglo III a.C. Además de los relieves y esculturas que ya hemos comentado en la pieza anterior, presenta varios hechizos protectores.

Cippus de Horus. Crédito: Brooklyn Museum.

Cippus de Horus. Siglo III a.C. Crédito: Brooklyn Museum.

De nuevo encontramos este tema en una talla de madera pintada de negro y de una época similar al primer ejemplo, conservada también en el British Museum. Como podréis ver, la iconografía es muy similar:

Cippus de Horus. Crédito: British Museum.

Cippus de Horus. Crédito: British Museum.

Hay un último detalle en torno a estas piezas que merece nuestra atención. Al igual que sucedía con la representación de la psicostasis en los templos cristianos medievales, parte de esta iconografía de Horus sobre los cocodrilos parece adivinarse –con variaciones– en algunas obras de arte cristiano y, concretamente, en escenas en las que Cristo o el arcángel San Miguel derrotan a Satanás, representado bajo la forma de la serpiente o el dragón. Evidentemente, en los casos cristianos la representación no tiene nada que ver con la magia, sino que únicamente se tomó un símbolo ya existente y se transformó su mensaje (algo que vimos también en el caso del zodíaco de Cristo, por ejemplo). En este caso ya no son cocodrilos los que están bajo los pies del dios, sino un dragón, un demonio o una serpiente, y se representa la victoria de Cristo sobre el diablo. Os dejo tres ejemplos elegidos al azar. Seguro que conocéis muchos más…

Descenso de Cristo al Infierno. Duccio di Buonisegna. 1308-11. Museo dell'Opera del Duomo, Siena.

Descenso de Cristo al Infierno. Duccio di Buoninsegna. 1308-11. Museo dell'Opera del Duomo, Siena.

San Miguel y el Dragón. 1505. Rafael Sanzio. Museo del Louvre.

San Miguel y el Dragón. 1505. Rafael Sanzio. Museo del Louvre.

Madonna de los Palafreneros. 1605-06. Caravaggio. Galería Borghese.

Madonna de los Palafreneros. 1605-06. Caravaggio. Galería Borghese.

BIBLIOGRAFÍA:
PINCH, Geraldine. Magic in Ancient Egypt.
British Museum Press. London, 1994.

Entradas relacionadas:

-El temible juicio de la balanza

-Los misterios de Sabazios

-El zodíaco de Cristo

3dic/092

Kupka, en la Fundación Miró

Kupka

Hace ahora más de dos años –¡cómo pasa el tiempo!– publiqué aquí una pequeña nota sobre el pintor checo Frantisek Kupka, a propósito de sus vinculaciones con la teosofía, el espiritismo y otras prácticas de corte esotérico. Hoy vuelvo a traer aquí su figura con motivo de la celebración de una exposición sobre parte de su obra –concretamente de pinturas que forman parte del fondo del Centro Georges Pompidou– en la Fundación Joan Miró de Barcelona, con el patrocinio de BBVA.

© Photo CNAC/MNAM Dist. RMN - Jean-Claude Planchet

Autour d’un point, c. 1920-1930 © Photo CNAC/MNAM Dist. RMN - Jean-Claude Planchet.

La muestra arrancó el pasado día 27 de noviembre, y estará abierta al público hasta el 24 de enero de 2010. Si vivís en Barcelona o tenéis pensado hacer una escapada, es una buena oportunidad de ver algunas de las obras de este artista singular que se aproximó de forma muy temprana a la abstracción, en buena medida por influencia de esas creencias esotéricas que tuvieron gran importancia en su vida. A continuación os dejo los datos de la muestra:

Fechas: 28 de noviembre de 2009 – 24 de enero de 2010

Horario: martes a sábado, de 10:00 a 19:00h. jueves, de 10:00 a 21:30h. domingos y festivos, de 10:00 a 14:30h. lunes no festivos, cerrado.

Precio: 4,00 € ; con audioguía, 6,00 €. Audioguía en catalán, castellano e inglés.

Más información en la web de la Fundación Miró

PD: Aprovecho para disculparme por la falta de actualizaciones en las últimas semanas. Está siendo una etapa de mucho trabajo, con la preparación de la segunda parte de ARS SECRETA, mis colaboraciones periodísticas y mis esfuerzos por mantener PLANETA SAPIENS (por cierto, si todavía no la habéis visitado, os animo a echar un vistazo, acabo de renovar los contenidos). Intentaré incluir aquí nuevos contenidos en unos días, y también responder los numerosos e-mails y comentarios pendientes.

Entradas relacionadas:

-Frantisek Kupka, el viajero del astral