El secreto del dios Mitra (II)
Hace algunos meses, a comienzos de año, publiqué aquí un extenso artículo sobre la basílica de San Clemente en Roma, y más especialmente sobre el misterioso y fascinante mitreo que oculta en sus entrañas. En aquel texto detallé con cierta extensión las características del mitraísmo –uno de los cultos mistéricos más interesantes–, y en especial algunas claves sobre sus manifestaciones artísticas. Hoy, aprovechando que tengo un pequeño respiro de trabajo, quería compartir con vosotros otro ejemplo de arte mitráico. En este caso se trata de un fresco datado en los siglos II-III d.C., que se encuentra en un mitreo de la localidad de Marino, en las cercanías de Roma.
Este mitreo fue construido aprovechando una cisterna preexistente, excavada en la roca, y tras 1.700 años oculto, fue descubierto por casualidad en 1963. Para llegar hasta el sancta sanctorum, en el que se encuentra la pintura –magníficamente conservada–, hay que recorrer un pasillo de casi treinta metros de longitud y tres de anchura. El fresco muestra la habitual escena de la tauroctonía –sacrificio del toro–, flanqueada por las habituales figuras de Cautes y Cautópates. Pero además, la imagen cuenta con otra particularidad: la escena central está enmarcada por dos columnas con pequeños cuadros en los que se representan distintos episodios de la vida del dios.
Espero que lo disfrutéis. En mi opinión, las obras de arte vinculadas a los distintos cultos mistéricos constituyen una de las fuentes más singulares de iconografía esotérica. Como siempre, podéis ver las imágenes en mayor resolución pinchando sobre ellas.
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El Panteón: ¿un gigantesco reloj solar?
Acabo de leer en The New Scientist un interesante artículo en el que se muestra la curiosa hipótesis de un historiador neozelandés sobre el hermoso Panteón de Roma, construído por Agrippa. Como no tengo demasiado tiempo en estos momentos, pero no quería dejar de compartir la historia con vosotros, me he limitado a hacer una traducción rápida del texto (perdonad los posibles errores). Sin duda, se trata de una idea bastante sugerente…
¿Ha ocultado el Panteón de Roma un secreto durante casi 2.000 años? Un experto así lo cree, y argumenta que el edificio romano actúa como un reloj solar colosal.
El imponente templo, completado en el año 128 d.C., es uno de los edificios más impresionantes que sobrevive desde la antigüedad. Consiste en una cámara cilíndrica rematada por un tejado con cúpula que cuenta con un oculus en lo alto que permite el paso de un dramático rayo de luz solar. Además, cuenta con un atrio provisto de columnas en su parte frontal.Cuando Robert Hanna, investigador de la Universidad de Otago en Dunedin (Nueva Zelanda), visitó el Panteón en 2005 –mientras investigaba para la elaboración de un libro–, se dio cuenta de que el Panteón podría haber sido algo más que un simple templo. Durante los meses del invierno, la luz del sol del mediodía traza una trayectoria a través del interior de la cúpula. En verano, con el sol en lo más alto del cielo, el rayo de luz alumbra los muros inferiores y el suelo. En los dos equinoccios, en marzo y septiembre, la luz solar que atraviesa el óculo impacta en la unión entre el muro y el suelo, sobre la gran puerta norte del Panteón. Una verja existente sobre la puerta permite que un haz de luz llegue al atrio de entrada, el único momento del año en el que esta zona queda iluminada si las puertas están cerradas.
Luz solar durante los equinoccios. (Infografía: New Scientist)
Hannah cree que no se trata de una coincidencia. En tiempos romanos era habitual utilizar un hemisferio hueco con una abertura en lo alto como reloj solar, aunque a una escala mucho menor, lo que permitía mostrar la época del año. Mientras la cúpula del Panteón es bastante plana en el exterior, forma un hemisferio perfecto en el interior. “Esto es una característica de diseño bastante deliberada”, asegura Hannah.
Panteón significa “todos los dioses”, y el techo del edificio representa la cúpula celeste, donde los romanos creían que los dioses residían. En el equinoccio, el sol está en el ecuador celeste, que fue visto como la parte más estable del cielo, un hogar eterno perfecto para los dioses. Hannah piensa que al señalar los equinoccios, el Panteón intentaba elevar a los emperadores hasta el reino de los dioses.
James Evans, un historiador de la astronomía en la Universidad de Puget Sound del estado de Washington, está intrigado: “El arquitecto del Panteón ciertamente estaría al tanto de las conexiones simbólicas entre el Cósmos y el Imperio, y entre el Sol y el emperador”. Sin embargo, Evans no cree que el caso esté probado, pues no se conservan marcas en el Panteón que lo relacionen con un reloj solar.
Por el contrario, Hannah señala que los relojes solares raramente venían con instrucciones: “Eran parte de la cultura, no necesitaban explicárselo a sí mismos”.
En mi opinión, y conociendo el interés de los antiguos romanos por la alineaciones astronómicas y su uso en la construcción de edificios y diseño de ciudades, la teoría de Hannah no me parece nada descabellada. De hecho, el simbolismo astronómico-religioso del Panteón es bien conocido, aunque ciertamente la hipótesis del reloj solar es bastante original. Si tenéis la ocasión de visitar en persona el bello templo romano, podréis comprobar que en su interior –y a pesar del alboroto que generan los cientos de visitantes que hay a todas horas–, se percibe una atmósfera realmente especial.
En otra ocasión os hablaré de otra construcción romana –en este caso ubicada en Atenas–, cuyas características astronómicas están plenamente demostradas: la Torre de los Vientos.
Fuente: Is the Roman Pantheon a colossal sundial? (New Scientist)
Fotografía: (c) Javier García Blanco / Istockphoto
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