Kupka, en la Fundación Miró
Hace ahora más de dos años –¡cómo pasa el tiempo!– publiqué aquí una pequeña nota sobre el pintor checo Frantisek Kupka, a propósito de sus vinculaciones con la teosofía, el espiritismo y otras prácticas de corte esotérico. Hoy vuelvo a traer aquí su figura con motivo de la celebración de una exposición sobre parte de su obra –concretamente de pinturas que forman parte del fondo del Centro Georges Pompidou– en la Fundación Joan Miró de Barcelona, con el patrocinio de BBVA.
Autour d’un point, c. 1920-1930 © Photo CNAC/MNAM Dist. RMN - Jean-Claude Planchet.
La muestra arrancó el pasado día 27 de noviembre, y estará abierta al público hasta el 24 de enero de 2010. Si vivís en Barcelona o tenéis pensado hacer una escapada, es una buena oportunidad de ver algunas de las obras de este artista singular que se aproximó de forma muy temprana a la abstracción, en buena medida por influencia de esas creencias esotéricas que tuvieron gran importancia en su vida. A continuación os dejo los datos de la muestra:
Fechas: 28 de noviembre de 2009 – 24 de enero de 2010
Horario: martes a sábado, de 10:00 a 19:00h. jueves, de 10:00 a 21:30h. domingos y festivos, de 10:00 a 14:30h. lunes no festivos, cerrado.
Precio: 4,00 € ; con audioguía, 6,00 €. Audioguía en catalán, castellano e inglés.
Más información en la web de la Fundación Miró
PD: Aprovecho para disculparme por la falta de actualizaciones en las últimas semanas. Está siendo una etapa de mucho trabajo, con la preparación de la segunda parte de ARS SECRETA, mis colaboraciones periodísticas y mis esfuerzos por mantener PLANETA SAPIENS (por cierto, si todavía no la habéis visitado, os animo a echar un vistazo, acabo de renovar los contenidos). Intentaré incluir aquí nuevos contenidos en unos días, y también responder los numerosos e-mails y comentarios pendientes.
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-Frantisek Kupka, el viajero del astral
Los misterios de Sabazios
Mientras leía esta mañana el suplemento XLSemanal, que viene con el Heraldo de Aragón, me he llevado una grata sorpresa. En uno de los minireportajes que incluye el número de hoy se hace un rápido repaso a algunas de las piezas conservadas en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) de Cartagena y, curiosamente, una de las obras que muestran es de gran interés para este blog.
Se trata de una "Mano de Sabacio" (o Sabazios), un dios de origen frigio y tracio que terminó haciéndose muy popular en el Imperio Romano gracias a los miembros de las legiones que regresaron de luchar en aquellas lejanas tierras. Este dios, que los romanos terminaron asimilando con Baco/Dionisio y con Júpiter, fue centro de uno de los cultos mistéricos orientales que se propagaron por el mundo romano en la Antigüedad tardía. Aunque mucho menos conocido que otros cultos mistéricos como los de Mitra, Eleusis o Isis, el culto a Sabazios poseía un mismo carácter esotérico e iniciático.
Entre los ritos iniciáticos que el aspirante debía superar había uno sumamente singular, con un innegable contenido sexual. Durante el mismo, se introducía una serpiente de metal bajo las ropas del iniciando lo cual, en opinión de los expertos, suponía una forma de unión sexual con el dios. Por este motivo, Sabazios era a menudo denominado Theos dia kolpou, "Dios entre los pliegues de la túnica" o "Dios a través del vientre. Teniendo en cuenta las condiciones en las que solían celebrarse las ceremonias de iniciación a los cultos mistéricos, este rito en concreto debía ser, como poco, atemorizante para el iniciando, que no sabía a ciencia cierta qué iba a encontrar en un espacio a media luz, apenas iluminado por antorchas.
Por norma general, las piezas de arte relacionadas con esta divinidad mistérica se encuadran dentro de dos categorías distintas: por un lado, relieves con la imgen y el nombre del dios (menos habituales) y, por otra parte, pequeñas esculturas con forma de mano en actitud de bendecir, en las que se incluyen diversos elementos iconográficos. En concreto, la pieza conservada en el ARQUA de Cartagena –tenéis una imagen al comienzo del post– se corresponde con la segunda tipología: una mano con la representación de Sabazios (la figura está bastante desfigurada), y otros elementos habituales en este tipo de piezas: un carnero, un cuchillo, un lagarto o serpiente, etc… En este caso, la mano ha sido datada en el último tercio del siglo I d.C., aunque en la web del museo no he encontrado más datos sobre las circunstancias de su hallazgo.
Este tipo de piezas son relativamente frecuentes, y distintos museos conservan ejemplares similares. En el British Museum, por ejemplo, se conserva otra de estas manos, descubierta en Tournai (Bélgica), a finales del siglo XVI o comienzos del XVII. En el caso de la pieza británica, ha sido datada por los investigadores en torno a los siglos II o III d.C. En opinión de los expertos, estas curiosas manos de Sabazios seguramente eran colocadas en santuarios durante las ceremonias, o bien dispuestas en lo alto de palos o postes que se llevaban en las procesiones.
Mano de Sabacio (o Sabazios) conservada en el British Museum. Crédito: British Museum.
Mano de Sabazios conservada en el Museo de Melbourne, hallada en Pompeya.
Sobre el otro tipo de piezas relacionadas con el dios, correspondiente a los relieves, hablaremos con más calma otro día, pues en España se han descubierto algunos ejemplos notables, por ejemplo en Ampurias.
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El laboratorio del alquimista (IV)
Aprovechando la publicitada remodelación del Museo del Prado y de su "mejorada" página web (ver aquí y aquí), hoy quería presentaros parte de la obra del magnífico pintor flamenco David Teniers el Joven (1610-1690). La pinacoteca madrileña tiene en su catálogo un buen surtido de sus obras y, entre ellas, alguna dedicada a la representación del interior del laboratorio de un alquimista, como esta que podéis ver bajo estas líneas.
Tal y como os expliqué en el primer post de esta serie, no fueron pocos los artistas que reflejaron escenas de alquimistas con un sentido crítico, con el afán de denunciar lo que para ellos eran supersticiones capaces de arruinar a sus practicantes. El caso de Teniers se adapta perfectamente a esta tipología, pues en sus pinturas de alquimistas se percibe claramente esa crítica ácida a esta práctica que seguía siendo muy habitual en su época.
Os dejo otros ejemplos repartidos por diversos museos y colecciones de todo el mundo:
-El Alquimista (1647-49). The Royal Collection, Londres. (click en la imagen para ampliar)
-El Alquimista, Palacio Pitti, Galería Palatina, Florencia. (Click en la imagen para ampliar).
-Alquimista. Koninklijk Museum, Amberes. (Click para ampliar).
-Alquimista, Museo Bonnat, Bayonne.
* Entradas relacionadas:
-El laboratorio del alquimista (I)
-El laboratorio del alquimista (II)
-El laboratorio del alquimista (III)
Los enigmas de Durero, en el Museo Thyssen
Tal y como os había avanzado en un post anterior, el Museo Thyssen de Madrid inaugura el lunes 8 de octubre una exposición sobre el genial Alberto Durero. El pintor y grabador alemán no viene sólo, pues le acompañan obras de otros fantásticos artistas, como Lucas Cranach (en unos días hablaremos de alguna de sus obras) o Hans Baldung, de quien ya hablamos aquí.
Entre las obras de Durero presentadas en la exposición se encuentran algunas sobre las que ya hemos hablado aquí, como Melancolía I, que como vimos está cargada de enigmas sobre su interpretación. Pero además, la muestra nos ofrece la posibilidad de disfrutar de otras joyas del artista alemán que también encierran cierto misterio. Precisamente, tenía un pequeño comentario reservado en la "recámara" sobre una de ellas, el Retrato de Johannes Kleberger (1526); así que, aprovechando que está incluida en la muestra, que mejor momento para traerla hasta Ars Secreta.
Cuando repasamos Melancolía I, mencionamos la posible influencia de las tesis de Cornelius Agrippa en el grabado de Durero. En el retrato de Kleberger, podemos encontrar otras pistas que parecen refrendar esta hipótesis. Johannes Kleberger era un rico e influyente comerciante alemán afincado en Lyon, que llegó a convertirse en valido del rey Francisco I de Francia.
Durante un viaje a Nuremberg en 1525, Kleberger encargó a Durero un retrato, en el que hoy podemos descubrir algunos elementos claramente esotéricos. Concretamente, en la esquina superior izquierda de la pintura se aprecia un extraño emblema, formado por seis estrellas y un misterioso símbolo. Se trata del signo cabalístico conocido como Sol in corde leonis, conjunción de la estrella más brillante de Leo con el Sol; este símbolo está directamente tomado de De Occulta philosophia. Parece ser que Kleberger pudo haber tenido la ocasión de conocer a Agrippa en Lyon. Según el ocultista alemán, los nacidos bajo este signo de Leo (como Kleberger) estaban destinados a la grandeza. Pero hay más. El Sol in corde leonis era, al igual que el cuadrado mágico presente en el célebre grabado del artista, un amuleto benéfico contra el influjo de la melancolía.
Ya sabéis. No hay excusa para perderse la exposición del Thyssen. Yo ya estoy deseando que llegue el lunes…
Enlaces relacionados:
El laboratorio del alquimista (III)
Tras un silencio más prolongado de lo habitual, hoy os traigo una nueva entrega de la serie El laboratorio del alquimista. En esta ocasión quería hablar de una pintura del artista flamenco Jan van der Straet, más conocido como Giovanni Stradanus o Stradano (Brujas 1523 - Florencia 1601).
Stradanus pasó su primera etapa artística en Amberes, donde formó parte de la Cofradía de pintores de San Lucas, pero en 1550 se trasladó a Florencia, entrando a formar parte de los artistas que trabajaban para la familia Médici. Y precisamente, la pintura que acompaña estas líneas, titulada Francisco I experimentando, representa a este miembro de los Médici (abajo a la derecha, con barba) en medio de alambiques y retortas de alquimista.
El cuadro, que data de 1570 y mide 117 x 85 centímetros, tiene una curiosa historia detrás. En realidad no fue concebido como una obra independiente, sino que forma parte del llamado Studiolo de Francisco I en el Palazzo Vecchio de Florencia. Al igual que muchos otros poderosos a lo largo de la Historia, Francisco I de Médici, Gran Duque de Toscana, se mostró vivamente interesado por ciertas doctrinas heterodoxas (ya vimos en anteriores ocasiones que era algo bastante habitual). El hijo de Cosme I se mostró poco atraído por la política, y decidió entregar su tiempo y su dedicación al estudio de la ciencia, la alquimia y las artes en general.
Resultado de estas aficiones es el citado Studiolo, una pequeña habitación o aposento en el que Francisco quiso reunir numerosos objetos extraños, curiosos o extravagantes que había ido recopilando con los años. Esta costumbre de crear un Gabinete de Maravillas fue bastante habitual entre algunos nobles y monarcas, como es el caso del emperador Rodolfo II, otro personaje de noble cuna fascinado por el ocultismo y el hermetismo (otro día nos ocuparemos de él). Al parecer, el Studiolo no fue utilizado únicamente como gabinete para albergar rarezas, sino que su propietario lo empleó también como laboratorio alquímico, oficina y lugar para ocultarse.
Su creación se remonta al invierno de 1569-70, fecha en la que el Médici encargó la decoración de la pequeña estancia. El proyecto estuvo dirigido por el célebre Giorgio Vasari, aunque con la ayuda de Vincenzo Borghini –en aquel entonces a la cabeza de la Academia– y se encargaron pinturas a distintos artistas, entre ellos a Stradanus.
La decoración del Studiolo se organizó principalmente en torno a los 4 elementos –tierra, aire, fuego y agua–, aunque también se tuvieron en cuenta las 4 estaciones y los 4 temperamentos. De este modo, los distintos objetos que había reunido Francisco I se custodiaron en 19 armarios distribuidos en los cuatro muros de la estancia (muro tierra, muro aire, muro fuego y muro agua). Junto a cada uno de estos armarios se dispuso una pintura representando una escena relacionada con los objetos guardados allí. Una de estas pinturas era, precisamente, la que he escogido hoy, en la que se puede ver el interior de un laboratorio alquímico, en el que trabaja afanosamente el mismísimo Francisco I.
Por lo visto, la colección de rarezas de Francisco I creció tanto que el Studiolo se quedó pequeño, y fue desmantelado a finales del siglo XVI. Las pinturas y esculturas allí conservadas se dispersaron, situación que se prolongó hasta 1910, fecha en la que volvió a montarse el Studiolo. Sin embargo, parece ser que se "reconstruyó" de forma incorrecta.
Entradas relacionadas:
-El laboratorio del alquimista
-El laboratorio del alquimista (II)