Noche de Halloween… con Goya
Esta noche las brujas, espíritus, demonios y otros seres de la oscuridad campan a sus anchas por todos los rincones, así que en ARS SECRETA tampoco podían faltar. Para compensar un poco el imparable carácter anglosajón que va adquiriendo la celebración en España (más divertida, en cualquier caso, que nuestras tradicionales costumbres católicas), he pensado que podría compartir con vosotros algunas obras de un paisano mío al que todos conocéis: Francisco de Goya.
Os dejo con algunas de sus pinturas de temática brujeril, sobrenatural e incluso demoníaca. Otro día, con algo más de tiempo, hablaremos del genio aragonés con más calma.
El Aquelarre (1798).
Aquelarre o Gran Cabrón (1819-23).
Escena de exorcismo o San Francisco de Borgia en el lecho de un penitente (1788).
El embrujado (1798).
Os dejo también algunos enlaces a otras entradas similares, por si os apetece hacer un repaso a temas macabros, oscuros y brujeriles. ¡Disfrutad de la noche!
-Las brujas de Frans Francken el Joven
-El arte macabro de Hans Baldung Grien
-La bruja, de Benedetto Montagna
-El infierno de El Bosco, en alta resolución
-El príncipe de las tinieblas I
-El príncipe de las tinieblas II
-El príncipe de las tinieblas III
El diablo no bromea…
Todavía con la "resaca" que ha supuesto la puesta en marcha de PLANETA SAPIENS (por cierto, acabamos de actualizar los contenidos ) hoy toca entrada en ARS SECRETA. Y como el clima ahora mismo es infernal, con los termómetros a punto de estallar, qué mejor que hablar de nuestro querido Príncipe de las Tinieblas. En esta ocasión os traigo una pintura titulada Autorretrato como mago o Autorretrato con escena mágica, obra del pintor holandes Pieter van Laer (1599–1642), también conocido como Il Bamboccio ("El grotesco" o "El Fantoche", a causa de las malformaciones físicas que sufría).
Autorretrato como mago, Pieter van Laer (Il Bamboccio). Crédito: Studio AK
Generalmente, la temática preferida de este pintor eran las escenas cotidianas de las clases bajas, con representaciones de fiestas, mercados, etc... Sin embargo, en esta pintura, que data de finales de 1630, el artista quiso jugar con el espectador, al representarse como un mago o alquimista que ha tenido éxito en su intento de contactar con el Maligno. La obra muestra al artista gritando, con una expresión que evidencia la influencia de Caravaggio, y rodeado de libros y utensilios relacionados con la brujería. Pese al rostro de terror del protagonista, el diablo es apenas perceptible, pues únicamente se aprecian sus garras entrando en escena por uno de los extremos de la pintura. Como nota curiosa, Il Bamboccio incluyó en la obra una partitura musical –un canon para tres voces–, en el que se puede leer la frase: "El diablo no bromea, no juega a juegos". La pintura se conserva hoy en el Metropolitan Museum of Arts de Nueva York, cedido por un particular.
Otro de los detalles llamativos de la vida de Pieter van Laer –además de la rareza de esta obra "demoníaca"–, es su pertenencia a una llamativa hermandad de pintores, la Schildersbent ("Camarilla de pintores") o Bentvueghels ("Pájaros de una pluma") durante su estancia en Roma. Este grupo estaba compuesto por artistas holandeses y flamencos que trabajaban o estudiaban en Roma, y estuvo activo entre 1623 y 1720. La intención principal de dicha hermandad era proteger los derechos de los artistas holandeses emigrados, además de una forma de camaradería. Lo más curioso es que sus miembros, muy dados a la buena vida, decidieron articular la curiosa "sociedad secreta" en torno a rituales de carácter báquico.
Un grupo de Bentvuegels. Dibujo anónimo. Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam
Sin duda la cosa debió comenzar como poco más que una excusa para divertirse, pero algún tiempo después los aspirantes a Bentvueghels debían pasar complejos rituales iniciáticos para ingresar en el grupo. Las ceremonias de iniciación, según algunos autores de la época, incluían grandes festines, como la celebrada durante el ingreso de Il Bamboccio, que se prolongó durante 24 horas, sin que nadie se levantara de la mesa. Después de la opípara comida, los miembros de la hermandad caminaban juntos, en procesión y borrachos, hasta la iglesia de Santa Constanza, donde se encontraba una antigua tumba con decoraciones báquicas sobre la que, en la antigüedad, se decía que era la tumba de Dionisio. Las prácticas de los Bentvueghels o Schildersbents, además de borracheras y visitas a iglesias, incluían también "misas" con "sacerdotes", una blasfemia que terminó por agotar la paciencia de la sociedad romana, hasta que el Papa terminó condenando y prohibiendo el grupo por decreto en 1720.
Las brujas de Frans Francken el Joven
Continuando con la línea iniciada al hablar de algunos pintores interesados en temas macabros y brujeriles, como Hans Baldung Grien, Benedetto Montagna o Salvator Rosa, hoy os traigo a otro artista, en este caso flamenco, llamado Frans Francken el Joven. Nacido en Amberes en 1581, Frans perteneció a una familia de artistas de gran talento (su padre, su tío, su hermano y su hijo también fueron destacados pintores), siendo él su mayor exponente.
Aunque su producción artística más valorada consiste en obras de temática histórica, alegórica y bíblica, y especialmente las llamadas pinturas de "galerías de arte", en las que representaba colecciones de arte, mi interés por Francken procede de su gusto por la temática brujeril. En su mayoría se trata de escenas de aquelarres o de preparación para los mismos, en los que el artista flamenco representa numerosas figuras: brujas que preparan pócimas y ungüentos, pequeños demonios y criaturas monstruosas, símbolos mágicos... Son generalmente ambientes oscuros, repletos de humo y llamas, y muy a menudo tienen lugar en el interior de cocinas y recintos similares. Si os fijáis bien en las imágenes, descubriréis en todas ellas símbolos mágicos u ocultistas, que en la época se atribuían a las brujas. En la época en la que Francken desarrolló su creación, la persecución a las supuestas brujas estaba en pleno auge en Europa y, en este sentido, sus obras constituyen un buen ejemplo de la imagen que se tenía en aquellos años de las mujeres que supuestamente practicaban la brujería.
A continuación os dejo con algunas de sus obras de esta temática. La pintura de arriba, que abre este post, se titula Sabbath o La reunión de las brujas (1607) y se encuentra en el Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte) de Viena. Como siempre, si pincháis sobre ellas podéis verlas en mayor resolución. Espero que os gusten.
-Entradas relacionadas:
La Biblia del Diablo, al alcance del ratón
Hace algo más de un año y medio publiqué un post sobre el Codex Gigas (La Biblia del Diablo) y la peculiar leyenda que lo rodea, con motivo de una exposición temporal que se realizó en Praga. Hoy vuelvo a hablar de este enorme y curioso libro del siglo XIII, ya que a partir de hoy en posible consultar todas las páginas del Codex a través de internet, gracias a la puesta en marcha de la Biblioteca Digital Mundial. Gracias a este servicio, presentado hoy en la sede de la UNESCO, podemos pasear la vista por cada una de las 629 páginas de esta increíble obra, e incluso descargarnos cada una de las imágenes en alta resolución (la imagen de arriba está obtenida mediante este servicio, aunque yo la he recortado). Simplemente tenéis que ir aquí: [Biblia del Diablo]. Además, el servicio está disponible en castellano, y ofrecen una detallada explicación de cada obra.
Lo mejor de todo es que no se trata de la única obra digitalizada en la Biblioteca Digital Mundial. Actualmente se pueden consultar más de mil obras de gran importancia, procedentes de distintos países, y sus responsables aseguran que se irán añadiendo muchos más contenidos, para disfrute de todos. Una visita imperdible, pero cuidado, es fácil perder la noción del tiempo revisando las distintas obras. Avisados estáis.
Fuente: De la Biblia del Diablo a los toros de los hermanos Lumière (El País)
Enlaces relacionados:
-La Biblia del Diablo, en Praga
-El infierno de El Bosco, en alta resolución
Calendario mágico
Esta es una de esas sopresas que me encuentro de vez en cuando mientras voy buscando información sobre alguna otra cosa, y que aparecen cuando menos te lo esperas. Las imágenes que tenéis bajo estas líneas pertenecen a un Calendrier Magique (Calendario mágico) para 1896 editado en París el año anterior por la galería L'Art Nouveau. Se trata de una obra que muestra el interés que existió a finales del siglo XIX por todas las temáticas ocultistas, y en especial por la magia, el espiritismo o el culto al diablo. Las ilustraciones son obra del pintor e ilustrador italiano Manuel Orazi (1860-1934), quien desarrolló un estilo a medio camino entre el simbolismo y el modernismo. Por la poca información que he encontrado sobre él destacó especialmente como ilustrador de diversas revistas y libros de la época, alcanzando cierto éxito en dicha labor.
En cuanto al Calendario Mágico, pocos datos he podido encontrar. Únicamente que se hizo una edición de 777 ejemplares (probablemente la cifra fue un guiño a la tradicional atribución de propiedades mágicas al número 7), y que se conserva una copia de la insólita obra en la división de Colecciones de Manuscritos y libros raros de la Biblioteca de la Universidad de Cornell. Sin duda, toda una rareza Os dejo con algunas de las ilustraciones realizadas por Orazi para los distintos meses de ese mágico 1896 (click en las imágenes para ampliar). Si queréis ver el trabajo completo, podéis hacerlo en esta dirección de la citada Universidad de Cornell. Por cierto, allí encontraréis también una curiosa colección de imágenes titulada The Fantastic in Art and Fiction, repleta de grabados e ilustraciones sobre brujería, demonios y monstruos varios.
(Imágenes procedentes de: Cornell University Library)