Ars Secreta
19jul/0912

Los misterios de Sabazios

Mano de Sabazios conservada en el ARQUA de Cartagena. Siglo I d.C.

Mientras leía esta mañana el suplemento XLSemanal, que viene con el Heraldo de Aragón, me he llevado una grata sorpresa. En uno de los minireportajes que incluye el número de hoy se hace un rápido repaso a algunas de las piezas conservadas en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) de Cartagena y, curiosamente, una de las obras que muestran es de gran interés para este blog.

Se trata de una "Mano de Sabacio" (o Sabazios), un dios de origen frigio y tracio que terminó haciéndose muy popular en el Imperio Romano gracias a los miembros de las legiones que regresaron de luchar en aquellas lejanas tierras. Este dios, que los romanos terminaron asimilando con Baco/Dionisio y con Júpiter, fue centro de uno de los cultos mistéricos orientales que se propagaron por el mundo romano en la Antigüedad tardía. Aunque mucho menos conocido que otros cultos mistéricos como los de Mitra, Eleusis o Isis, el culto a Sabazios poseía un mismo carácter esotérico e iniciático.

Entre los ritos iniciáticos que el aspirante debía superar había uno sumamente singular, con un innegable contenido sexual. Durante el mismo, se introducía una serpiente de metal bajo las ropas del iniciando lo cual, en opinión de los expertos, suponía una forma de unión sexual con el dios. Por este motivo, Sabazios era a menudo denominado Theos dia kolpou, "Dios entre los pliegues de la túnica" o "Dios a través del vientre. Teniendo en cuenta las condiciones en las que solían celebrarse las ceremonias de iniciación a los cultos mistéricos, este rito en concreto debía ser, como poco, atemorizante para el iniciando, que no sabía a ciencia cierta qué iba a encontrar en un espacio a media luz, apenas iluminado por antorchas.

Por norma general, las piezas de arte relacionadas con esta divinidad mistérica se encuadran dentro de dos categorías distintas: por un lado, relieves con la imgen y el nombre del dios (menos habituales) y, por otra parte, pequeñas esculturas con forma de mano en actitud de bendecir, en las que se incluyen diversos elementos iconográficos. En concreto, la pieza conservada en el ARQUA de Cartagena –tenéis una imagen al comienzo del post– se corresponde con la segunda tipología: una mano con la representación de Sabazios (la figura está bastante desfigurada), y otros elementos habituales en este tipo de piezas: un carnero, un cuchillo, un lagarto o serpiente, etc… En este caso, la mano ha sido datada en el último tercio del siglo I d.C., aunque en la web del museo no he encontrado más datos sobre las circunstancias de su hallazgo.

Este tipo de piezas son relativamente frecuentes, y distintos museos conservan ejemplares similares. En el British Museum, por ejemplo, se conserva otra de estas manos, descubierta en Tournai (Bélgica), a finales del siglo XVI o comienzos del XVII. En el caso de la pieza británica, ha sido datada por los investigadores en torno a los siglos II o III d.C. En opinión de los expertos, estas curiosas manos de Sabazios seguramente eran colocadas en santuarios durante las ceremonias, o bien dispuestas en lo alto de palos o postes que se llevaban en las procesiones.

Mano de Sabacio (o Sabazios) conservada en el British Museum. Crédito: British Museum.

Mano de Sabacio (o Sabazios) conservada en el British Museum. Crédito: British Museum.

Mano de Sabazios conservada en el Museo de Melbourne, hallada en Pompeya.

Mano de Sabazios conservada en el Museo de Melbourne, hallada en Pompeya.

Sobre el otro tipo de piezas relacionadas con el dios, correspondiente a los relieves, hablaremos con más calma otro día, pues en España se han descubierto algunos ejemplos notables, por ejemplo en Ampurias.

Entradas relacionadas:

-El secreto del dios Mitra (y II)

-El zodíaco de Cristo (I)

-El zodíaco de Cristo (II)

-Los misterios de Eleusis

-La Villa de los Misterios de Pompeya

5jul/095

El libro de Urizen, on line

El libro de Urizen, William Blake

Hace apenas un par de meses, os comentaba aquí la puesta en marcha de la Biblioteca Digital Mundial, una iniciativa de la UNESCO que nos permite acercarnos a joyas bibliográficas de todo el planeta. En aquella ocasión os anunciaba la existencia en dicha biblioteca de la célebre Biblia del Diablo, y de la posibilidad de ver todas sus páginas en formato digital. Hoy, tras echar un nuevo vistazo a sus fondos, he descubierto con agrado que está disponible El libro de Urizen, uno de los trabajos del genial artista William Blake, a quien ya dediqué aquí un extenso artículo, y que ya contaba con una iniciativa similar, pues la British Library mantiene en su sección Turning the pages una edición digital de los cuadernos de notas y bocetos del artista.

El libro de Urizen, William Blake

El libro de Urizen, William Blake

Lo mejor de todo es que en la web de la Biblioteca Digital Mundial no sólo nos permiten ver página a página el libro de Blake, con sus bellas ilustraciones, sino que además podemos descargar toda la obra en PDF o cada una de sus páginas por separado, si así lo deseamos. Todo un lujo que podéis disfrutar aquí.

No dejéis de echarle un vistazo. Realmente merece la pena.

Entradas relacionadas:

-El cuaderno de William Blake

-La Biblia del Diablo, al alcance del ratón

-El manuscrito Voynich, en Flickr

-El templo de Salomón, según Isaac Newton

-El infierno de El Bosco, en alta resolución

1jul/093

El diablo no bromea…

Todavía con la "resaca" que ha supuesto la puesta en marcha de PLANETA SAPIENS (por cierto, acabamos de actualizar los contenidos ;-) ) hoy toca entrada en ARS SECRETA. Y como el clima ahora mismo es infernal, con los termómetros a punto de estallar, qué mejor que hablar de nuestro querido Príncipe de las Tinieblas. En esta ocasión os traigo una pintura titulada Autorretrato como mago o Autorretrato con escena mágica, obra del pintor holandes Pieter van Laer (1599–1642), también conocido como Il Bamboccio ("El grotesco" o "El Fantoche", a causa de las malformaciones físicas que sufría).

Autorretrato como mago, Pieter van Laer (Il Bamboccio). Crédito:

Autorretrato como mago, Pieter van Laer (Il Bamboccio). Crédito: Studio AK

Generalmente, la temática preferida de este pintor eran las escenas cotidianas de las clases bajas, con representaciones de fiestas, mercados, etc... Sin embargo, en esta pintura, que data de finales de 1630, el artista quiso jugar con el espectador, al representarse como un mago o alquimista que ha tenido éxito en su intento de contactar con el Maligno. La obra muestra al artista gritando, con una expresión que evidencia la influencia de Caravaggio, y rodeado de libros y utensilios relacionados con la brujería. Pese al rostro de terror del protagonista, el diablo es apenas perceptible, pues únicamente se aprecian sus garras entrando en escena por uno de los extremos de la pintura. Como nota curiosa, Il Bamboccio incluyó en la obra una partitura musical –un canon para tres voces–, en el que se puede leer la frase: "El diablo no bromea, no juega a juegos". La pintura se conserva hoy en el Metropolitan Museum of Arts de Nueva York, cedido por un particular.

Otro de los detalles llamativos de la vida de Pieter van Laer –además de la rareza de esta obra "demoníaca"–, es su pertenencia a una llamativa hermandad de pintores, la Schildersbent ("Camarilla de pintores") o Bentvueghels ("Pájaros de una pluma") durante su estancia en Roma. Este grupo estaba compuesto por artistas holandeses y flamencos que trabajaban o estudiaban en Roma, y estuvo activo entre 1623 y 1720. La intención principal de dicha hermandad era proteger los derechos de los artistas holandeses emigrados, además de una forma de camaradería. Lo más curioso es que sus miembros, muy dados a la buena vida, decidieron articular la curiosa "sociedad secreta" en torno a rituales de carácter báquico.

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Un grupo de Bentvuegels. Dibujo anónimo. Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam

Sin duda la cosa debió comenzar como poco más que una excusa para divertirse, pero algún tiempo después los aspirantes a Bentvueghels debían pasar complejos rituales iniciáticos para ingresar en el grupo. Las ceremonias de iniciación, según algunos autores de la época, incluían grandes festines, como la celebrada durante el ingreso de Il Bamboccio, que se prolongó durante 24 horas, sin que nadie se levantara de la mesa. Después de la opípara comida, los miembros de la hermandad caminaban juntos, en procesión y borrachos, hasta la iglesia de Santa Constanza, donde se encontraba una antigua tumba con decoraciones báquicas sobre la que, en la antigüedad, se decía que era la tumba de Dionisio. Las prácticas de los Bentvueghels o Schildersbents, además de borracheras y visitas a iglesias, incluían también "misas" con "sacerdotes", una blasfemia que terminó por agotar la paciencia de la sociedad romana, hasta que el Papa terminó condenando y prohibiendo el grupo por decreto en 1720.