Dos años de ARS SECRETA…
Como suele decirse, parece que fue ayer. Pero ya han pasado dos años desde que iniciara mi andadura digital con este blog. Desde que hace justo un año escribiera un post similar a este celebrando el primer aniversario de ARS SECRETA han pasado muchas cosas, algunas de ellas relativas a mi trabajo, que han afectado más de lo que hubiera querido a la marcha habitual del blog. Tras mi regreso a Zaragoza después de siete años de andanzas periodísticas en Madrid mi rutina de trabajo ha variado sensiblemente. En un principio pensé que mi nueva condición de juntaletras sin ataduras me concedería más tiempo para este rincón que tantas satisfacciones me ha dado, pero por desgracia ha ocurrido todo lo contrario. Espero que este 2009 que se aproxima sea diferente y, pasados los primeros contratiempos surgidos con el cambio de ciudad, al fin pueda volcarme con el blog como había deseado en un principio.
A pesar de la falta de tiempo, ARS SECRETA cuenta hoy con un total de 75 entradas, más de 600 comentarios y una media de visitas mensuales que se mantiene en torno a las 20.000. Como dije en su día, sé que es una cifra insignificante en comparación con otros muchos blogs, pero para mí es todo un logro que me anima a continuar. Espero que estas cifras engorden, y mucho, el año que viene. Os dejo con una recopilación de las entradas más visitadas de la página. Quizá haya alguna que os apetezca volver a consultar.
Muchas gracias a todos los que seguís puntualmente este espacio. ¡Feliz solsticio!
-William Blake: poeta, pintor, místico y visionario
-La importancia de la geometría
-El simbolismo del Sello de Salomón
-El arte macabro de Hans Baldung 'Grien'
-Las pinturas mágicas de Rembrandt
-Los demonios de John Henry Fuseli
-El príncipe de las tinieblas (I)
El zodiaco de Cristo
En otras ocasiones ya he hablado aquí de la presencia de ciertos elementos paganos en templos cristianos de todas las épocas. Hoy quería hacer un pequeño análisis de las representaciones de zodiacos, que hallamos frecuentemente esculpidas en las fachadas de iglesias y catedrales, rodeando a la imagen de Cristo. En estos casos, no es extraño que el Salvador vaya acompañado también por las figuras de los doce apóstoles, de modo que la escena identifica a Cristo con el Sol, y a los 12 apóstoles con los 12 signos del zodiaco.
El uso de zodiacos en templos cristianos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, pues se han encontrado representaciones de este tipo en mosaicos y decoraciones de algunas basílicas paleocristianas. Esta misma iconografía, calcada símbolo a símbolo, la encontramos en obras de arte de fines de la antigüedad, en las que se representa a los dioses tardoantiguos Mitra, Fanes o Aiôn. Éstos aparecen enmarcados por la rueda del tiempo, con los doce signos del zodiaco representados en ella. En estos ejemplos paganos, el dios representado simboliza al «Señor eterno», que garantiza el movimiento sin fin y circular. En la antigua Roma encontramos la misma iconografía, aplicada incluso en simples mortales, tal y como explica el experto André Grabar en Los orígenes de la estética medieval (Ed. Siruela, 2007):
En el arte del fin de la Antigüedad, la imagen de la Eternidad (Aiôn) representa el retorno infinito del tiempo, de acuerdo con las doctrinas filosóficas y religiosas. El Dios eterno es el señor que, desde siempre y para siempre, garantiza este movimiento sin fin, es decir, circular. Mitra y Fanes, Zeus y Aión son vistos, pues, en medio o al lado de la rueda del tiempo, en la que se inscriben los doce signos del zodiaco. La aeternitas de un Augusto de Roma adopta esta misma iconografía, que en ocasiones, se aplica incluso a simples mortales cuando se les imagina gozando, después de la muerte, en la Eternidad del más allá.
Todos estos casos tienen como función recalcar que la eternidad se produce como consecuencia de la sucesión infinita de los "retornos incesantes". En el caso de Cristo, por el contrario, esta rueda del tiempo no constituye, como en los ejemplos paganos, una alusión a un tiempo cíclico y circular, sino que supone una alusión a que el tiempo se mueve sólo hacia adelante, con la intención de alcanzar su objetivo: la llegada del fin de los tiempos y la segunda venida de Cristo.
¿Cómo se produjo esta copia de elementos paganos por parte del arte cristiano? En los primeros siglos del cristianismo, la nueva religión rivalizaba con doctrinas paganas de gran importancia y difusión. Así que la naciente Iglesia vio con buenos ojos la idea de apropiarse algunas de las características de las divinidades de estos cultos paganos, como ya hemos visto también con el caso de la psicostasis. Como afirmaba Emile Mâle, «la Iglesia no tuvo escrúpulos en tomar prestadas formas paganas y santificarlas haciendo de ellas una lecturacristiana ». En el caso de los zodiacos, los cristianos de la época primitiva adoptaron esta iconografía de Mitra o Fanes sin cambios notables. Y así terminó pasando a templos posteriores, siendo frecuente su representación en iglesias y catedrales de época medieval, tanto en esculturas como en vidrieras.
Algunos de los ejemplos más bellos y llamativos los encontramos en la espectacular catedral gótica de Chartres. En la fachada oeste, en la puerta de la izquierda, aparece representado Cristo en su segunda venida. Alrededor de su figura están esculpidos los signos del zodiaco. Se ha interpretado este grupo escultórico como una representación del tiempo, que toma un significado especial al estar junto a Cristo en su segunda venida y, por tanto, iniciando el Fin de los Tiempos.
Sin embargo, este ciclo zodiacal tiene una peculiaridad, ya que los signos no aparecen en el orden correcto, sino que están alterados. Así, por ejemplo, la Virgen (Virgo) está en el lugar más destacado, arriba del todo, junto a la figura del arquero (Sagitario). Esta variación podría explicarse porque la catedral está dedicada a Nuestra Señora, por lo que se habría modificado el conjunto para destacarla. Además, también llama la atención que se re-presentara a Virgo junto a Sagitario, ya que estos signos no están juntos en el calendario. Los defensores del origen templario de la catedral (una suposición carente de todo fundamento, por otra parte) han querido ver en este detalle una prueba de sus teorías: el arquero, Sagitario, es un símbolo militar, por lo que representaría a los caballeros templarios, supuestos promotores de las obras de la catedral.
Sin embargo, autores como Louis Charbonneau-Lassay (autor del clásico El bestiario de Cristo) proponen una explicación más convencional: en tanto que imagen de un centauro sagitario, este signo sería un símbolo de Cristo, que actuaría como conductor de almas, y se muestra ordenando el Cosmos, acompañado de Virgo (la Virgen), su madre.
Además del caso que acabamos de comentar, en Chartres hay otros hermosos ejemplos de zodiacos, como las esculturas de Piscis y Géminis que se observan en la puerta sur de la fachada oeste, o en una de las luminosas y policromadas vidrieras que iluminan el interior del templo. Pero, tal y como ya avanzábamos antes, son muchos los templos que repiten este motivo iconográfico. En la gran mayoría de ellos, Cristo aparece rodeado por el zodiaco y los meses correspondientes a cada signo, y suele mostrarse como Cronocrator (señor y ordenador del Tiempo) o Cosmocrator (señor del Cosmos).
En la mayor parte de los casos, estas representaciones aparecen en la puerta de los templos que, tal y como aclara Jean Hani: «son símbolos de las puertas solsticiales, las cuales son la imagen de la Puerta del Cielo, que no es otra que el propio Cristo». En estos ejemplos, es habitual que el zodiaco aparezca separado en dos mitades, representando el ciclo anual. Así, los signos ascienden desde el solsticio de invierno hasta el de verano, y luego descienden desde éste hasta el de invierno. En ocasiones, estos puntos de «cambio» aparecen simbolizados en la puerta mediante la representación de los dos «san Juan». No es extraño ver a san Juan Bautista y san Juan Evangelista, cuyas festividades coinciden, «casualmente», con las de los respectivos solsticios. Esta representación de los «Juanes» adquiere entonces un mensaje claro. Ambos señalan dos momentos clave de la historia de Cristo: uno anunciando su venida –el Bautista–, y otro anunciando la segunda venida –el Evangelista – .Y del mismo modo, su representación en los tímpanos –en ocasiones acompañando al zodíaco– anuncia la llegada de los solsticios, las dos fases del ciclo anual. Esta utilización iconográfica de los «dos Juanes» tampoco es casual. En los templos paganos se utilizaba la imagen de Jano, un dios de dos rostros (del que ya hablamos aquí en otra ocasión) cada uno de los cuales miraba en una dirección.
En definitiva, todos estos casos suponen un ejemplo del "viaje" que realizan los símbolos a lo largo de la historia. Las formas se mantienen, mientras que el significado va amoldándose en muchos casos a las nuevas creencias.
PD: En futuras entradas iremos viendo ciertos casos de zodiacos en templos cristianos con significados concretos.
Bibiliografía:
CHARBONNEAU-LASSAY, L. El bestiario de Cristo. Olañeta ed. (Palma de Mallorca, 1997)
ESTEBAN LORENTE, Juan Francisco. Tratado de iconografía. Ed. Istmo (Madrid, 2002)
GRABAR, André. Los orígenes de la estética medieval. Ed. Siruela (Madrid, 2007)
WITTKOWER, Rudolf. La alegoría y la migración de los símbolos. Ed. Siruela (Madrid, 2006)
VV. AA. Cristianismo primitivo y religiones mistéricas. Ed. Cátedra (Madrid, 2007)
Fotografía del comienzo del post: © Allison Stones.
Entradas relacionadas:
El templo de Salomón: historia y mito (LIBRO)
Se acerca la Navidad y quizá estáis dudando en qué regalo pedir a Santa Claus o a los Reyes Magos. Si es así, un libro siempre es un buen regalo, de modo que había pensado sugerir a través del blog varios libros cuya temática está relacionada con la de esta web de un modo u otro. Hace sólo unos días me tropecé con una novedad editorial publicada por Akal, titulada El templo de Salomón: historia y mito y, a pesar de su precio (40 euros) no me pude resistir.
El libro es obra de William J. Hamblin –profesor en la Brigham Young University de Utah (EE.UU.) y especialista en la historia de las cruzadas y del Próximo Oriente– y David Rolph Seely –catedrático de Religión en la misma universidad y uno de los miembros del equipo internacional de editores que se ha encargado de la publicación de los Rollos del Mar Muerto, además de experto en la historia del Templo de Jerusalén en época de Jesús–, y es uno de los mejores trabajos que he visto hasta la fecha sobre la cuestión. Es una edición muy cuidada, de 224 páginas en medio formato, papel satinado y cientos de ilustraciones y fotografías a todo color. En cuanto al contenido, el libro hace un completísimo repaso a las distintas fases de la historia del Templo y, como no, le dedica numerosas páginas a la figura del rey Salomón. El tomo no olvida la importancia que tuvo el edificio para diferentes culturas, tanto para la judía como para la cristiana o el mundo islámico. También dedica algunos capítulos a la relación del Templo con los caballeros templarios (cuyo nombre procede, precisamente, de su establecimiento en la explanada del Templo), el islam o la masonería, y analiza el simbolismo arquitectónico del que fue uno de los omphalos más importantes de la antigüedad. En definitiva, una obra muy completa que no debería faltar en tu biblioteca.
La única pega es su elevado precio (como decía antes son 40 euros), pero de verdad creo que la inversión merece la pena, a pesar de la crisis. Si os decidís, podéis comprarlo cómodamente desde casa pinchando aquí: El templo de Salomón: historia y mito (Ed. Akal, 2008).
En unos días añadiré otros libros que también pueden ser una buena opción para regalarse uno mismo o para regalar a algún ser querido en estas fechas.
Enlaces relacionados:
-El Templo de Salomón, según Isaac Newton
Otras recomendaciones bibliográficas:
Iniciación masónica
Aprovechando un pequeño descanso en este puente de diciembre, me gustaría compartir con vosotros una pintura que ha sido reproducida a menudo, especialmente en obras dedicadas a la masonería, pues supuestamente en ella aparece representado el genial Wolfgang Amadeus Mozart, quien habría sido un hermano masón.
La pintura en cuestión es obra del artista Ignaz Unterberger, y se titula Ceremonia de iniciación de una logia masónica de Viena durante el reinado de José II. Tal y como indica el título, la obra representa un momento concreto de la iniciación de un aprendiz. Como decía más arriba, tradicionalmente suele decirse que el personaje que aparece sentado a la derecha del todo es Mozart, aunque personalmente no he podido encontrar información detallada que permita asegurar ese dato con certeza.
Sí es cierto que, al parecer, el genial músico entró a formar parte de la masonería al final de su vida, siendo iniciado en la logia Zur Wohltätigkeit (La Caridad) de Viena. Según algunos biógrafos de Mozart, algunas de sus piezas musicales, como la célebre La flauta mágica, poseen una simbología relacionada con la Orden masónica.
Más información:
-Mozart y la masonería (Wikipedia, en inglés)
Entradas relacionadas:
-Tómate una cerveza en una logia masónica