Piet Mondrian, teósofo y esoterista
Tal y como explico en uno de los capítulos del libro, fueron muchos los artistas de finales del siglo XIX y comienzos del XX que se mostraron muy interesados por el ocultismo. Uno de los más destacados en este aspecto es el célebre pintor holandés Piet Mondrian (1872-1944), figura importantísima en el arte de vanguardia. Hoy es mundialmente famoso por sus pinturas, pero lo que muy pocos saben es que gran parte de su creación artística estuvo influida por sus creencias esotéricas, y muy especialmente por su pertenencia a la Sociedad Teosófica.
En este sentido, una de sus obras más significativas es el tríptico Evolución (1911), que acompaña esta entrada del blog y que evoca la búsqueda espiritual del ser humano. Otros de sus célebres diseños, como las conocidas "rejillas" geométricas coloreadas con colores básicos y delimitadas con líneas negras, también están influidos por las doctrinas teosóficas de su amigo M. H. J. Schoenmaekers.
Como avanzaba más arriba, el caso de Mondrian no es único. Al contrario, muchos otros artistas de su época compartieron intereses similares. Otro día veremos algunas de las obras de Vasily Kandinsky, Frantisek Kupka o de los pintores que participaron en los Salones de la Rose + Croix de Josephin Péladan.
¡Ah!, casi me olvido... ¡Feliz Año Nuevo a todos!
San Baudelio de Berlanga
Aprovechando estas mini-vacaciones navideñas, he hecho un viaje relámpago hasta uno de los edificios más bellos y sugerentes de nuestra península. Me refiero a la pequeña ermita de San Baudelio de Berlanga (siglo XI), situada entre las localidades sorianas de Caltojar y Casillas de Berlanga. Tal y como explico en el segundo capítulo del libro, el edificio soriano es una demostración de que, muchas veces, las apariencias engañan.
Y es que, cuando uno se va acercando hasta la ermita, su aspecto exterior no deja adivinar las maravillas que se esconden en su interior. Aparentemente sencilla, al traspasar la puerta de entrada –de aire claramente exótico– descubrimos que la primera impresión es equivocada. Tanto la imponente e impactante columna-palmera, como su bosque de columnillas y sus bellas pinturas (posteriores a la fábrica del edificio), demuestran que estamos ante un templo que, aunque modesto, debió tener una importancia significativa para los eremitas que allí vivieron.
No voy a ahondar aquí en su fascinante arquitectura (explicada con más detenimiento en el libro), ni tampoco en la polémica y triste historia del expolio de sus pinturas, hoy repartidas entre el museo de The Cloisters de Nueva York, el Museo del Prado y el propio templo.
Sin embargo, sí me gustaría animaros a todos a que visitéis este inigualable enclave (el viaje desde Madrid o Zaragoza es de poco más de dos horas en coche), un notable ejemplo de arquitectura mozárabe. Además de pasar un buen rato disfrutando de este bello edificio, podéis sumergiros en sus sugerentes misterios. Dos pistas: prestar atención a la gruesa columna y, si no sois claustrofóbicos, visitar durante algunos minutos la cueva existente bajo el templo.
La espectacular columna-palmera de San Baudelio de Berlanga.
Añado una cita de la guía "oficial" de la ermita, que puede adquirirse allí mismo por sólo 10 euros, y que creo resume a la perfección el espíritu del templo soriano:
"Al visitar San Baudelio, el observador de nuestro tiempo puede sentir, además de la sorpresa y el sobrecogimiento que produce la contemplación de su realidad insólita, una peculiar experiencia cultural y espiritual. La ermita parece a un tiempo iglesia y mezquita (o 'mezquitilla', como algunos prefieren denominarla). Sus diversas estancias –cueva, nave, ábside, tribuna, coro– son como microespacios de un pequeño laberinto diseñado para una liturgia de cábala y simbolismos, cuyas claves no es fácil de descifrar hoy. En estos reducidos ámbitos, decorados con una plástica interiorista, uno puede sentirse extrañado, y hasta en verdad perdido, aunque tal actitud sea tal vez la más apropiada para al final de la experiencia poder encontrarse", Agustín Escolano Benito. San Baudelio de Berlanga. Guía y Complementarios. (Necodisne Ediciones, 2005).
La importancia de la geometría
Ante todo, los maestros de obra de las logias de constructores medievales eran expertos geómetras. Con la única ayuda de figuras geométricas básicas, como el círculo, el cuadrado y el triángulo, eran capaz de diseñar las plantas y alzados más complejos, además de los diseños de figuras humanas y animales representadas en esculturas y vidrieras.
Por este motivo, no es extraño que en numerosos edificios veamos representados algunos de los "atributos" que les identificaban, como el compás, la escuadra o el nivel. Estos símbolos corporativos fueron más tarde heredados por la masonería especulativa, que aún hoy los utiliza en sus templos e indumentaria.
Como muestra de la importancia que tenía la geometría entre los constructores medievales, os dejo un par de ejemplos. El primero es una hermosísima vidriera existente en la catedral de Chartres, en la que se observa a un maestro de obras trazando el plano de un edificio con su compás. La otra imagen pertenece a una de las páginas del cuaderno de trabajo del maestro Villard de Honnecourt, un arquitecto medieval cuyas anotaciones han permitido conocer con cierto detalle las técnicas y procedimientos que utilizaban estos expertos trabajadores. Si os fijáis veréis, por ejemplo, el uso del pentagrama para crear figuras humanas (pinchad en ambas imágenes para verlas en mayor tamaño).
¡Feliz solsticio de invierno!
Hoy, 24 de diciembre, el mundo cristiano celebra la Nochebuena, la víspera del nacimiento del Mesías, Jesucristo. A pesar de la tradición piadosa, todos los estudiosos saben en la actualidad que, en realidad, la elección de esta fecha para señalar el nacimiento de Jesús no es más que una adaptación de una creencia pagana anterior.
En fechas muy tempranas (siglo IV) el cristianismo se apropió de la fecha del 25 de diciembre –el Dies Natalis invicti o Natividad del Sol invencible– para celebrar la natividad de Jesús, fecha en aquel momento asociada a divinidades romanas y ya utilizada anteriormente por otras confesiones religiosas de diversas culturas. La elección de esta fecha se debía a que dichos cultos celebraban el solsticio de invierno, momento en el que el Sol culmina su descenso para después iniciar de nuevo su ascenso triunfante. De este modo, en la antigüedad identificaron esa fecha con la de la resurrección del Sol, la festividad del Sol Invictus (Sol invencible) asociada después al propio Cristo .
Estatua del dios Jano. Museos Vaticanos.
Quisiera aprovechar para hacer mención a la especial veneración que las corporaciones de constructores romanos rindieron a un dios en particular. Se trata del dios Jano (Janus en latín). Esta deidad destaca, entre otras cosas, por aparecer siempre representada con dos rostros, cada uno de ellos mirando en dirección opuesta. Esta imagen se conoce como «Jano bifronte», y tan peculiar iconografía procede del hecho de que era el dios de los comienzos y los finales —de ahí que se diera su nombre al mes de enero, januarius, en inglés january, el mes que inicia el año—. Pero más importante era aún que se consideraba a Jano el dios de los solsticios, las «puertas solsticiales» o «puertas del cielo». Así, el solsticio de verano —fecha a partir de la cual la luz diurna se va reduciendo diariamente— era llamado janua inferni, la puerta del infierno o de los hombres, y el solsticio de invierno, janua coeli, la puerta de los dioses. Además, esta divinidad era para los miembros de los collegia fabrorum romanos –los constructores–, el dios de iniciación a los misterios...
Otro día hablaremos de la pervivencia de la veneración a Jano entre las logias de canteros medievales, aunque bajo la forma de los dos juanes –Bautista y Evangelista–, cuyas festividades coinciden precisamente con los dos solsticios. Como veremos en su momento, su representación guarda más de una similitud con la del dios romano.
Lo dicho, ¡Feliz solsticio de invierno!
El Sello de Salomón, en la catedral de Burgos
Aquí os dejo una pequeña muestra del tipo de material que pretendo ir publicando en este blog. Se trata de una fotografía de la fachada de la catedral de Burgos. En ella se aprecia (lo podéis ver más claramente en la foto de mayor resolución) la presencia del llamado Sello de Salomón o Estrella de David, un símbolo cargado de significado (iremos viéndolo más adelante) y a menudo utilizado por los constructores medievales.