Masones en la catedral
Tal y como señalan los historiadores, los orígenes directos de la actual masonería especulativa se remontan a los antiguos constructores de catedrales. Aquellos canteros, albañiles y maestros de obras, con sus ritos y logias, darían lugar, siglos más tarde, a la masonería que conocemos hoy en día. Aunque llevo mucho tiempo sin actualizar (un mes entero), por culpa del exceso de trabajo y varios proyectos en los que estoy metido, quería dejaros una pequeña pieza para no dejar esto demasiado abandonado.
La imagen que acompaña a esta entrada corresponde a un relieve sobre mármol, obra del célebre arquitecto y escultor italiano Andrea Pisano, que representa una alegoría de la Arquitectura, realizada para decorar el campanario de la catedral de Florencia, y que hoy se conserva en el museo de dicha catedral. En la imagen se puede distinguir las dos figuras de sendos albañiles medievales, conocidos como tailleurs de pierre (talladores de piedra) o maçons. Ambos trabajan en el levantamiento de un muro, bajo la atenta mirada y dirección de un maestro de obras, que aparece en el centro y con un tamaño mayor.
En otras ocasiones ya he hablado aquí de la gran importancia que jugaron estos obreros cualificados, y como especialmente los maestros de obras y arquitectos poseían un conocimiento notable en distintas disciplinas, algunas de las cuáles podríamos definir de "esotéricas".
El pasado masónico (y teosófico) del Ateneo de Madrid
La historia del Ateneo de Madrid está ligada, casi desde sus inicios, a la masonería. La sede actual de la Docta Casa, ubicada en el número 21 de la madrileña calle del Prado e inaugurada en 1884, es obra de los arquitectos Enrique Fort y Luis Landecho, y contó en sus orígenes con diversos elementos que aludían a la estrecha relación entre el Ateneo y la masonería. Tanto el propio edificio como la institución, quede claro, no son masónicos en sí mismos, pero muchos de sus socios destacados –como el presidente de la II República Manuel Azaña o el intelectual y esoterista Mario Roso de Luna– sí lo fueron, al igual que otros muchos de sus miembros en la actualidad. Hoy, el Ateneo es escenario habitual de reuniones, conferencias y presentaciones organizadas por distintas logias masónicas, y todavía conserva un aire particular que parece evocar otros tiempos en los que los símbolos masónicos saltaban claramente a la vista.
La mayor parte de estos símbolos fueron eliminados tras la Guerra Civil –es sobradamente conocida la aversión del régimen franquista hacia todo lo relacionado con la masonería– y otros debidamente camuflados. En la actualidad se están realizando una serie de trabajos de restauración en el edificio, que han sacado a la luz varios de estos símbolos, especialmente en la zona de la Galería de retratos.
Emblema del Ateneo de Madrid
La relación entre el Ateneo y el esoterismo no termina ahí. En el siglo XIX, la institución contó también con un destacado círculo de teósofos de tendencias progresistas, como Viriato Díaz-Pérez, Rafael Urbano, Tomás Doreste o el pintor Rafael Monleón Moret (éste último realizó, precisamente, algunas de las pinturas que decoran el interior del edificio). Una lista a la que se sumaban otros nombres, por ejemplo el del ya citado Roso de Luna, quien además de masón fue un destacado teósofo. Así pues, no es de extrañar que el Ateneo contase en su día entre su decoración con otros símbolos alusivos a la teosofía. Tengo pendiente una visita al Ateneo, en la que intentaré fotografiar –si me lo permiten– los símbolos masónicos y teosóficos que se hayan conservado o recuperado. Cuando pueda hacerlo, intentaré compartir aquí las imágenes.
A continuación os adjunto un extracto de un artículo publicado en la revista Leer, donde hace unos meses dedicaron un número a la historia del Ateneo, refiriéndose a su vinculación con la masonería y la teosofía:
La masonería está presente en la configuración ideológica y simbólica del Ateneo desde sus inicios, ya que la logia está vinculada al nacimiento del liberalismo y uno de sus principales objetivos era su impulso y desarrollo. El salón de actos, inaugurado en 1884, es una réplica del salón de sedes anteriores, lo que se traduce en una excelente conformación para los debates, con un espacio amplio y bien organizado dotado de sitios laterales para aprovechar al máximo las posibilidades de la sala. También existen en sus paredes y techo símbolos teosóficos que, ocultos durante el franquismo, se han recuperado en años posteriores ya con la democracia. Menos suerte corrieron la estrella de cinco puntas masónica de la mesa donde se celebran los actos más relevantes, las de las escaleras, la de la lámpara más significativa del edificio y las de otras menores que reproducían en su forma ojival al logo de la Casa y que fueron destruidas, en su mayoría, durante los años sesenta tras una denuncia del diario ABC.
Entre los masones relevantes socios del Ateneo se encuentran Augusto Barcia, Prat, Fernando de los Ríos o el doctor Simorra, médico alienista, de quien se decía que celebraba el alta de sus pacientes ingresándolos en el Ateneo, rumor que ha dado pábulo a un sinfín de curiosas historias sobre la fauna ateneísta, muy colorida, que contaba entre sus más peculiares miembros con el esotérico Roso de Luna o el bibliotecario Rafael Urbano, experto en el Demonio, a quien Cansinos en la memorable Novela de un literato describe como “minúsculo, cetrino como un indio, con traza de fakir”, y cuyo velatorio se celebró en el Ateneo.
Y para finalizar, otro extracto, en este caso procedente del diario ABC, en el que se menciona el hallazgo de símbolos masónicos durante la reciente restauración de algunas de las pinturas conservadas en el edificio. No deja de ser paradójico que sea este periódico –que en los años sesenta provocó la desaparición de varios emblemas masónicos tras una denuncia– el que más ampliamente divulgó en diciembre pasado la aparición de estos símbolos:
Desde el pasado 13 de octubre, la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad, a través de la Dirección General de Patrimonio Histórico, acomete la primera fase de restauración de esta galería, un conjunto excepcional que reúne obras de los principales artistas de la pintura española de los siglos XIX y XX. No en vano, exhibe 108 lienzos de autores como Emilio Sala Francés, Ricardo y Federico de Madrazo, Wilfredo Lam, Ferdinand Rouzé, Manuel Arroyo y Lorenzo, Álvaro Delgado y Jaume Mercadé, entre otros.
El tiempo no ha podido borrar el pasado masónico del Ateneo de Madrid. Cuando se cumple el 140 aniversario de su Galería de Retratos, la restauración de los lienzos saca a la luz símbolos de estas logias secretas bajo su pintura mural. Pero éste no ha sido el único descubrimiento que han realizado los técnicos que llevan a cabo los trabajos.
Y, ahora, cuando está a punto de concluir la primera fase de obras, las catas realizadas parecen indicar que todo este conjunto se repintó tras la Guerra Civil. La primera señal de alarma saltó cuando se analizaron los pigmentos. Al parecer, había dudas de su calidad pictórica, que no denotaba técnicas del siglo XIX. Por ello, al raspar esta capa de pintura -un arduo y lento trabajo a la punta de bisturí- se descubrió debajo el motivo original. Además, según la investigación previa a estos trabajos, durante los años cincuenta, la Galería de Retratos sufrió muchos desperfectos y se decidió repintarla y realizar una copia superpuesta a modo de calcomanía. De esta manera se tapaba la simbología masónica que se exhibía en algunos lienzos del retablo pictórico. Pero éste no era el único espacio que hacía referencia a logias secretas en el Ateneo. En esta institución cultural, las mismas tachuelas de las sillas, con estrellas de cinco puntas, recuerdan la Masonería; sin olvidar las pinturas de Mélida del salón de actos y del salón inglés, y la fachada del edificio, con la lámpara de la sabiduría y las estrellas que posteriormente fueron retalladas para convertirlas en flores.
Como aseguran desde el Ateneo, la primera llamada de atención en la Galería de Retratos fue el extraño tono dorado de una paleta de pintor, cuadro que se exhibe junto a los retratos en el mismo retablo. Así, tras las primeras catas, se descubrió que su abigarrada decoración ocultaba un compás en pan de plata cruzado con una maza.
Gracias a los pinceles de estos artistas, la Galería de Retratos del Ateneo se reconoce hoy en día por su condición de excepcional iconografía de la vida cultural, científica y artística de aquellos siglos. Y es que cuenta con retratos de personajes como José Echegaray, Nicolás Salmerón, Emilia Pardo Bazán, Manuel Bretón de los Herreros, Valle-Inclán, Cánovas del Castillo...
Símbolos masónicos recuperados durante la restauración. Foto: ABC.
Sé que entre los lectores de ARS SECRETA hay varios masones, y algunos de ellos son socios, o frecuentan el Ateneo. Si alguno de ellos quiere añadir algo al post, con imágenes o cualquier otro tipo de aportación, será bienvenido.
ACTUALIZACIÓN: Gracias a mi amigo Carlos, autor del magnífico blog Días del futuro pasado, me entero de que el Ateneo está a punto de celebrar su Primera Jornada de Puertas Abiertas, concretamente el 30 de enero. Así que ya sabéis, si os apetece conocer el edificio en primera persona, no hay mejor oportunidad. Más información en el post de Días del futuro pasado.
FUENTES:
* DEL MORAL, Ada. El Ateneo, templo de cultura y democracia. Revista Leer nº 191, abril 2008.
* AMADO, Mabel. La restauración de la Galería de Retratos del Ateneo descubre símbolos masónicos ocultos. ABC, 9 de diciembre de 2008.
CRÉDITOS FOTOGRAFÍAS:
-Fachada del Ateneo: Kalidoskopika
-Emblema del Ateneo: Jaume d'Urgell
-Símbolos masónicos: ABC
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El templo de Salomón: historia y mito (LIBRO)
Se acerca la Navidad y quizá estáis dudando en qué regalo pedir a Santa Claus o a los Reyes Magos. Si es así, un libro siempre es un buen regalo, de modo que había pensado sugerir a través del blog varios libros cuya temática está relacionada con la de esta web de un modo u otro. Hace sólo unos días me tropecé con una novedad editorial publicada por Akal, titulada El templo de Salomón: historia y mito y, a pesar de su precio (40 euros) no me pude resistir.
El libro es obra de William J. Hamblin –profesor en la Brigham Young University de Utah (EE.UU.) y especialista en la historia de las cruzadas y del Próximo Oriente– y David Rolph Seely –catedrático de Religión en la misma universidad y uno de los miembros del equipo internacional de editores que se ha encargado de la publicación de los Rollos del Mar Muerto, además de experto en la historia del Templo de Jerusalén en época de Jesús–, y es uno de los mejores trabajos que he visto hasta la fecha sobre la cuestión. Es una edición muy cuidada, de 224 páginas en medio formato, papel satinado y cientos de ilustraciones y fotografías a todo color. En cuanto al contenido, el libro hace un completísimo repaso a las distintas fases de la historia del Templo y, como no, le dedica numerosas páginas a la figura del rey Salomón. El tomo no olvida la importancia que tuvo el edificio para diferentes culturas, tanto para la judía como para la cristiana o el mundo islámico. También dedica algunos capítulos a la relación del Templo con los caballeros templarios (cuyo nombre procede, precisamente, de su establecimiento en la explanada del Templo), el islam o la masonería, y analiza el simbolismo arquitectónico del que fue uno de los omphalos más importantes de la antigüedad. En definitiva, una obra muy completa que no debería faltar en tu biblioteca.
La única pega es su elevado precio (como decía antes son 40 euros), pero de verdad creo que la inversión merece la pena, a pesar de la crisis. Si os decidís, podéis comprarlo cómodamente desde casa pinchando aquí: El templo de Salomón: historia y mito (Ed. Akal, 2008).
En unos días añadiré otros libros que también pueden ser una buena opción para regalarse uno mismo o para regalar a algún ser querido en estas fechas.
Enlaces relacionados:
-El Templo de Salomón, según Isaac Newton
Otras recomendaciones bibliográficas:
Iniciación masónica
Aprovechando un pequeño descanso en este puente de diciembre, me gustaría compartir con vosotros una pintura que ha sido reproducida a menudo, especialmente en obras dedicadas a la masonería, pues supuestamente en ella aparece representado el genial Wolfgang Amadeus Mozart, quien habría sido un hermano masón.
La pintura en cuestión es obra del artista Ignaz Unterberger, y se titula Ceremonia de iniciación de una logia masónica de Viena durante el reinado de José II. Tal y como indica el título, la obra representa un momento concreto de la iniciación de un aprendiz. Como decía más arriba, tradicionalmente suele decirse que el personaje que aparece sentado a la derecha del todo es Mozart, aunque personalmente no he podido encontrar información detallada que permita asegurar ese dato con certeza.
Sí es cierto que, al parecer, el genial músico entró a formar parte de la masonería al final de su vida, siendo iniciado en la logia Zur Wohltätigkeit (La Caridad) de Viena. Según algunos biógrafos de Mozart, algunas de sus piezas musicales, como la célebre La flauta mágica, poseen una simbología relacionada con la Orden masónica.
Más información:
-Mozart y la masonería (Wikipedia, en inglés)
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