El príncipe de las tinieblas (I)
En una línea similar a lo que venía haciendo hasta ahora con la serie de El laboratorio del alquimista, me gustaría iniciar un repaso a las distintas visiones que infinidad de artistas han dado al Maligno a lo largo de la Historia del Arte.
Para comenzar con este peculiar catálogo, hoy he seleccionado dos obras de Domenico Beccafumi (1486-1551), un magnífico representante del primer manierismo a quien, por cierto, algunos estudiosos han atribuido varias obras de corte alquímico.
Las dos pinturas que quería comentar hoy –ambas comparten el título de La caída de los ángeles rebeldes– son fruto de un encargo que recibió el artista por parte de los frailes carmelitas de San Niccolo al Carmine. La primera de ellas la podéis ver justo bajo estas líneas, data de 1524 y hoy se encuentra en la Pinacoteca Nacional de Siena. Destaca la figura, en lo alto, del arcángel Miguel con la espada en alto, dominando a los ángeles caídos. Sobre él, la figura de Dios padre.
Todo parece indicar que esta primera pintura quedo inacabada, como se desprende, tal y como señalan los estudiosos, de la caótica composición de las figuras. Es posible que este fuera el motivo de que Beccafumi realizara una segunda versión, que todavía se encuentra visible en la iglesia de San Niccolo al Carmine (un poco más abajo). Efectivamente, esta otra pintura ofrece una composición más trabajada, con la figura de Dios dominando la escena, y San Miguel pisoteando a Lucifer (representado como una bestia monstruosa).
De cualquier forma, ambas pinturas resultan inquietantes, espectrales y siniestras a partes iguales. Aunque en este caso, el Maligno y sus secuaces reciban su castigo. Beccafumi me gusta especialmente porque tiene cierto "toque" que, en ocasiones, me recuerda al genial William Blake, otro artista que representó magistralmente su visión personal del Señor de las Tinieblas. Por cierto, de Blake espero ocuparme con detalle dentro de poco...
6 noviembre, 2007 - 12:50
Me va a tener totalmente enganchada a esta sección. Y espero con impaciencia sus reseñas de Blake.
Por cierto, me tiene leyendo un ensayo titulado “El Diablo” de Rafael Urbano publicado en Humanitas, bastante recomendable…
Un saludo.
6 noviembre, 2007 - 15:25
Estoy muy de acuerdo contigo; a mí también me recuerda muchísimo a Blake. Prefiero la versión inacabada a la definitiva, es mucho más “sabrosa” y sugerente, si cabe. Lo curioso es que aunque ha “fusilado” prácticamente a otros maestros (las figuras del primer término, por ejemplo: la del lateral izquierdo es casi una copia literal del Aman de Miguel Ángel en la Sixtina, mientras que la de la derecha es una simetría de una de las figuras del Bautismo de los neófitos de Masaccio en la capilla Brancacci; la figura recostada de la parte inferior está claramente basada en la Creación de Adán de Miguel Ángel), aún así Beccafumi consigue hacerlas suyas, de tal forma que las sensaciones son totalmente distintas. Sobre todo esa luz tan difusa y como a fogonazos. Lo que en otro pintor con menos talento se hubiera convertido en una copia mediocre o más o menos extravagante, Beccafumi lo eleva a auténtica creación.
Voy a seguir con muchísimo interés esta sección; además, comienza con uno de los pintores más atractivos y atrevidos del manierismo. Y, desde luego, ansioso estoy de que comiences con Blake.
Un saludo.
6 noviembre, 2007 - 17:40
Gracias a los dos por vuestros comentarios, de verdad.
Aura: no conocía ese libro de Urbano, intentaré echarle un vistazo a ver qué tal.
Girolamo: Efectivamente, entre las influencias más notables de Beccafumi estaba la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, que pudo conocer a fondo. Seguramente me recuerda a Blake por eso mismo, pues el “loco” inglés tenía también a Buonarroti entre sus “fuentes”. A mí también me resulta más sugerente la primera versión, aunque la segunda pintura también tiene “miga”. No me digas que ese Dios Padre con el rostro en penumbra y la mano como una garra no asusta más que los ángeles caídos…
7 noviembre, 2007 - 02:19
Apasionante tema, y estupendamente tratado, como siempre.
Me dijeron una vez que la estatua de el Ángel Caído que hay en El Retiro, en Madrid, es la única representación escultórica europea del diablo, pero no termino de creérmelo. ¿Sabes si es cierto?
7 noviembre, 2007 - 08:30
Tienes razón, el Dios Padre es absolutamente terrorífico. ¡Qué forma de manejar la luz!
22 febrero, 2008 - 00:24
soy seguidor de rafael urbano, y fue una persona muy importante e influyente en la sociedad española de principios de siglo, es una pena que apenas se tengan datos de el , bibliotecario del ateneo de madrid, abogado del estado ,tertuliano del cafe de pombo , sus libros estan casi desaparecidos, y muchos se han perdido, intimo amigo del entonces alcade de madrid el doctor jose francos rodriguez, valle inclan, pablo picasso, ramon gomez de la serna.
de entre sus libros yo recomiendo
-el diablo
-historia del socialismo
-el sello de salomon
-la santa fe
-las huelgas
24 febrero, 2008 - 22:54
Gracias José, por dejar tu comentario y reivindicar la obra y la figura de Rafael Urbano. Veré si puedo encontrar alguno de los títulos que mencionas.
Saludos
25 julio, 2008 - 20:08
Si el Dios que aparece en el segundo cuadro es El Benigno, lo disimula a la perfección. El del primero tampoco da muy buen rollo.
13 septiembre, 2008 - 12:38
Hola, me llamo Carlos. Soy nieto de Rafael Urbano. He llegado a esta página “rebuscando” y, claro, por pura casualidad. No es fácil encontrar referencias de la vida y la obra de mi abuelo. Por eso me ha llenado de emoción que algunos lo conozcáis y citéis, además, algunas de sus obras. Tengo bastantes que he ido consiguiendo, pero algunas permanecen perdidas. Hay cosas, claro, en la biblioteca del Ateneo de Madrid y bastantes más en la Biblioteca Nacional. También, me consta, en algunas particulares.
Quiero deciros que sigo buscando datos, por eso os agradecería que pudiéramos entrar en contacto. Para mí sería un sueño, y es una aspiración, situar su obra y su figura en el lugar que le corresponde. Por ejemplo, un teósofo de la talla del gran Roso de Luna, de quien cultivó una importante amistad y colaboración. La obra que citáis “El Diablo”, se llama “El Diablo, su vida y su poder” y fue editada por la Biblioteca del Más Allá en Madrid en 1922, lo que han hecho los de Humanitas es una edición “fusilada”. Con algunas otras obras hay ediciones, especialmente sudamericanas, “fusiladas” pero manipludas. Es el problema con los autores “descontrolados”. Por eso trato de recoger su obra.
Insisto. Me gustaría recibir información- Gracias jose y Javier
26 diciembre, 2008 - 20:36
Animo Carlos.
Desde Colombia te cuento que respecto a tu abuelo me interesan todos sus vínculos teosóficos. Ojalá puedas realizar una buena labor en la recuperación de la obra de este notable personaje.
Sigue adelante.
24 abril, 2009 - 05:53
Estimado Carlos García:
He conseguido una obra de su abuelo, Rafael Urbano, “El Diablo, su vida y su poder”, Barcelona, Humanitas, 1990, que según Ud. comenta no es legal; no obstante me es de gran utilidad para la elaboración de una tesis en la que estoy trabajando. Es un ensayo que demuestra la enorme erudición de su autor, más allá de que se coincida o no con su posición ideológica. Yo quería saber si Ud. me podría informar algunos datos sobre la biografía de Don R. Urbano, al menos los años de nacimiento y muerte, así puedo consignarlos correctamente en la bibliografía de mi trabajo y reconocer con justicia lo que a su obra le debo.
Lo saluda muy cordialmente,
Gustavo Giovannini
Córdoba – Argentina
10 abril, 2011 - 21:16
Gracias por subir las pinturas de este poco conocido manierista; sus imágenes de S. Miguel Arcángel son poderosas; también me pareció interesante el comentario sobre Rafael Urbano. Desde Los Angeles, Calif
10 abril, 2011 - 21:26
The Theosophical Society of Los Angeles, California, menciona a Urbano; acabo de encontrar además un trabajo de un profesor catalán sobre Urbano:
Revista HMiC-2006
Diálogo Oriente-Occidente en la España de finales del siglo XIX. El primer teosofismo español (1888-1906): un movimiento religioso heterodoxo bien integrado en los movimientos sociales de su época1
Jordi Pomés Vives (Universitat Autònoma de Barcelona)