Ars Secreta
28oct/072

El laboratorio del alquimista (IV)

Aprovechando la publicitada remodelación del Museo del Prado y de su "mejorada" página web (ver aquí y aquí), hoy quería presentaros parte de la obra del magnífico pintor flamenco David Teniers el Joven (1610-1690). La pinacoteca madrileña tiene en su catálogo un buen surtido de sus obras y, entre ellas, alguna dedicada a la representación del interior del laboratorio de un alquimista, como esta que podéis ver bajo estas líneas.

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Tal y como os expliqué en el primer post de esta serie, no fueron pocos los artistas que reflejaron escenas de alquimistas con un sentido crítico, con el afán de denunciar lo que para ellos eran supersticiones capaces de arruinar a sus practicantes. El caso de Teniers se adapta perfectamente a esta tipología, pues en sus pinturas de alquimistas se percibe claramente esa crítica ácida a esta práctica que seguía siendo muy habitual en su época.

Os dejo otros ejemplos repartidos por diversos museos y colecciones de todo el mundo:

-El Alquimista (1647-49). The Royal Collection, Londres. (click en la imagen para ampliar)

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-El Alquimista, Palacio Pitti, Galería Palatina, Florencia. (Click en la imagen para ampliar).

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-Alquimista. Koninklijk Museum, Amberes. (Click para ampliar).

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-Alquimista, Museo Bonnat, Bayonne.

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* Entradas relacionadas:

-El laboratorio del alquimista (I)

-El laboratorio del alquimista (II)

-El laboratorio del alquimista (III)

-Alejandro Farnesio, el cardenal alquimista

-Puertas Mágicas

22oct/074

Adiós, maestro

El periodista y escritor Juan Antonio Cebrián, director y presentador del programa radiofónico La Rosa de los Vientos (Onda Cero), falleció ayer en Madrid, víctima de un infarto. Su voz se apagó definitiva e inesperadamente, después de toda una vida dedicada a la radio y a la divulgación de temas históricos. Su peculiar forma de ver y recordar la Historia y a sus protagonistas logró que miles de personas se acercaran con interés a esta disciplina.

Juan Antonio Cebrián (Albacete, 1965) estuvo vinculado a la emisora Onda Cero desde que ésta abriera sus micrófonos, hace ahora diecisiete años. Su primer programa llevaba por título Discos Cero. Más tarde llegarían Bienvenidos al club, La red, Azul y Verde, el ya mítico Turno de Noche y, finalmente, La Rosa de los Vientos, del que se acaba de celebrar su undécimo aniversario. Todos estos espacios radiofónicos compartían un mismo interés: la pasión por divulgar y acercar la cultura al oyente, y en ellos mezcló con sabiduría temas de ecología, ciencia, cine o los grandes enigmas del mundo del misterio.

Fue también entre micrófonos donde nació y se desarrolló su otra faceta, la de divulgador de la Historia y sus episodios y personajes más fascinantes. Sus célebres y apasionantes Pasajes de la Historia abrieron camino a su creación literaria con un primer ensayo homónimo, tras el que llegarían otros trabajos que se convirtieron rápidamente en éxitos de ventas. Entre otros, destacan La aventura de los godos (Esfera de los Libros, 2002); La cruzada del sur (Esfera de los Libros, 2003); El mariscal de las tinieblas (Temas de hoy, 2005); La aventura de los conquistadores (Esfera de los Libros, 2006); Los Borgia (Temas de hoy, 2006) o El misterio de Tutankamón y otros personajes de la Historia (Esfera de los libros, 2007).

Además de esta labor literaria como ensayista, fue colaborador de revistas como Muy interesante, Enigmas del Hombre y el Universo, Revista de Arqueología o el dominical del diario El Mundo, y dirigió la publicación LRV, plasmación en papel del espíritu del programa La Rosa de los Vientos.

Pero su trabajo no sólo cosechó el éxito del público. Su ingente labor divulgativa y radiofónica fue reconocida con distintos premios, como el galardón al Mejor Locutor, recibido en 1994 de manos de la Asociación de Corresponsales Diplomáticos, las distinciones recibidas por su programa Turno de Noche en 1995-96 o el premio a la Mejor Divulgación concedido en 1998 por WWF/Adena.

Su muerte deja un profundo pesar en sus más allegados, y también en su otra gran familia, la formada por cientos de miles de oyentes y lectores que, gracias a su voz y a sus escritos, aprendimos a amar y a disfrutar la Historia. ¡Hasta siempre, maestro! ¡Fuerza y honor!

Homenaje de un rosaventero en YouTube (música de Mago de Oz): Tributo a Juan Antonio Cebrián

Mensajes de los seguidores de La Rosa de los Vientos en el Portal de la Rosa de los Vientos.

9oct/073

Símbolos que viajan…

portalegoria.jpgHace ya algún tiempo que no os recomiendo ningún libro, así que hoy toca repaso bibliográfico. El libro que he escogido en esta ocasión es un título de Siruela. Como suele ser habitual en esta editorial, se trata de una obra muy cuidada, con un acabado magnífico y que, a pesar de tener ilustraciones en blanco y negro, éstas no desmerecen para nada el resultado final.

El título en cuestión es La alegoría y la migración de los símbolos, de Rudolf Wittkower, un célebre y destacado historiador del arte alemán, miembro del prestigioso Instituto Warburg (dicha institución y su fundador merecen un artículo propio, así que nos detendremos en él con más detalle a su debido tiempo).

Compuesto por diversos ensayos y conferencias impartidas por el autor a lo largo de los años, el libro dedica buena parte de sus páginas al análisis de las influencias mutuas entre el arte occidental y oriental, y cómo la iconografía de distintos temas, como la representación del águila y la serpiente, perduró y se transmitió a través de distintas culturas separadas por el tiempo y el espacio.

Pero el libro no se detiene ahí. Hay espacio para un estudio detenido de las representaciones de monstruos, maravillas y portentos (hombres sin cabeza, bestias fantásticas…) supuestamente existentes en tierras de Oriente, que llegaron a suelo europea gracias a las descripciones y testimonios de Marco Polo y otros viajeros. Estas páginas constituyen toda una curiosidad, y sin duda sorprende ver cómo imaginaban los europeos de aquella época las maravillas de lejanas tierras y cómo representó el arte tales portentos.

Igualmente destacables son los capítulos dedicados a las representaciones de ideas como la muerte y resurrección, paciencia y ocasión, tiempo, virtud, etc. o las transformaciones que sufrió Minerva a lo largo del Renacimiento. Personalmente, la parte más atractiva (debido a mis preferencias personales) ha sido la dedicada al uso de los jeroglíficos egipcios durante el primer Renacimiento, así como otras influencias del país de los faraones en el arte de aquella época.

Para terminar, la obra de Wittkower incluye un ensayo sobre el "lenguaje gestual" presente en las pinturas de El Greco, además de un "epílogo" dedicado a la interpretación de los símbolos visuales.

En definitiva: otro de esos libros que no debería faltar en cualquier biblioteca sobre arte, y especialmente interesante para los amantes de la iconografía, la simbología y las cuestiones que se tratan habitualmente en este blog. Mi puntuación: un 10. Si te interesa, puedes adquirirlo aquí. ;-)

Entradas relacionadas:

-Tratado de Iconografía

-El número de Dios

4oct/077

Los enigmas de Durero, en el Museo Thyssen

durerthumb.jpgTal y como os había avanzado en un post anterior, el Museo Thyssen de Madrid inaugura el lunes 8 de octubre una exposición sobre el genial Alberto Durero. El pintor y grabador alemán no viene sólo, pues le acompañan obras de otros fantásticos artistas, como Lucas Cranach (en unos días hablaremos de alguna de sus obras) o Hans Baldung, de quien ya hablamos aquí.

Entre las obras de Durero presentadas en la exposición se encuentran algunas sobre las que ya hemos hablado aquí, como Melancolía I, que como vimos está cargada de enigmas sobre su interpretación. Pero además, la muestra nos ofrece la posibilidad de disfrutar de otras joyas del artista alemán que también encierran cierto misterio. Precisamente, tenía un pequeño comentario reservado en la "recámara" sobre una de ellas, el Retrato de Johannes Kleberger (1526); así que, aprovechando que está incluida en la muestra, que mejor momento para traerla hasta Ars Secreta.

Cuando repasamos Melancolía I, mencionamos la posible influencia de las tesis de Cornelius Agrippa en el grabado de Durero. En el retrato de Kleberger, podemos encontrar otras pistas que parecen refrendar esta hipótesis. Johannes Kleberger era un rico e influyente comerciante alemán afincado en Lyon, que llegó a convertirse en valido del rey Francisco I de Francia.

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Durante un viaje a Nuremberg en 1525, Kleberger encargó a Durero un retrato, en el que hoy podemos descubrir algunos elementos claramente esotéricos. Concretamente, en la esquina superior izquierda de la pintura se aprecia un extraño emblema, formado por seis estrellas y un misterioso símbolo. Se trata del signo cabalístico conocido como Sol in corde leonis, conjunción de la estrella más brillante de Leo con el Sol; este símbolo está directamente tomado de De Occulta philosophia. Parece ser que Kleberger pudo haber tenido la ocasión de conocer a Agrippa en Lyon. Según el ocultista alemán, los nacidos bajo este signo de Leo (como Kleberger) estaban destinados a la grandeza. Pero hay más. El Sol in corde leonis era, al igual que el cuadrado mágico presente en el célebre grabado del artista, un amuleto benéfico contra el influjo de la melancolía.

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Ya sabéis. No hay excusa para perderse la exposición del Thyssen. Yo ya estoy deseando que llegue el lunes… ;-)

Enlaces relacionados:

-Melancolía I, de Durero

-La pesadilla apocaliptica de un genio

-El arte macabro de Hans Baldung 'Grien'